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“No estoy enojado, no es una cuestión enojo. Lo que me pregunto es cómo hago yo para trabajar con este tipo, con una persona que todos sabemos que piensa lo que piensa.” Tal fue la frase que soltó Néstor Kirchner cuando colaboradores de su gabinete le consultaron si con una disculpa pública del flamante canciller chileno, Ignacio Walker, serviría para recomponer la situación luego de que sus vitriólicos conceptos sobre el peronismo y el propio presidente argentino cobraran estado público. Una altísima fuente estatal corroboró ayer a Página/12 que “la situación es complicadísima, muy difícil de zanjar” al ratificar que Kirchner había suspendido el viaje oficial que tenía previsto realizar a Chile el 30 de este mes, tal como adelantó ayer este diario. Fuentes diplomáticas chilenas dijeron que “aún las conversaciones no han terminado” y adelantaron que hoy podría haber novedades desde Santiago.
Los polémicos conceptos del ahora canciller, publicados en un artículo que expone su pensamiento en el diario chileno El Mercurio el 6 de mayo pasado (ver aparte), en plena crisis energética, generaron una tormenta diplomática entre ambos países que aun ayer no había amainado.
El presidente Ricardo Lagos trató anteayer de contener los ánimos. “Así como yo en su momento dije ‘no quiero gasificar las relaciones con Argentina’, tampoco sería bueno hacerlas depender de un artículo escrito en otro carácter, en otro momento. Se puedan resolver las cosas y resolver bien”, dijo el mandatario chileno y remarcó que, en ese sentido, Walker ofreció sus disculpas. Lagos reconoció que “no tenía recuerdos de aquel artículo”, pero advirtió que “hay que colocarlo en un contexto y lo más importante en las relaciones es cuáles son las tareas de cada día y lo que se hace, y cómo se actúa cada día. Si se hace ese tipo de análisis hacia atrás sería mucho más complejo. Más importante es la forma cómo nosotros con el presidente Kirchner encaramos el tema del gas”, dijo.
Las disculpas a las que hizo referencia Lagos fueron las aparecidas ayer en el diario La Tercera, de Santiago, donde Walker sostuvo que:
- “Si alguien ha podido sentirse ofendido por una columna publicada por mí hace varios meses, ofrezco mis sinceras disculpas”.
- El viernes se comunicó con el canciller argentino, Rafael Bielsa, para darle “una explicación que espero que sea satisfactoria, en el sentido que yo he sido académico, columnista, parlamentario, dirigente político y he opinado sobre la realidad nacional e internacional durante mucho tiempo”.
Walker hizo estas declaraciones anteayer al matutino citado como parte de una conversación previa que había mantenido con Bielsa antes de asumir su cargo, el viernes al mediodía. En esa charla, Bielsa le había adelantado el malestar que habían generado en el gobierno argentino sus conceptos y que debía hacer público el pedido de disculpa.
–¿Tú me garantizas que van a ser aceptadas si hago públicas las disculpas? –preguntó el chileno.
–Yo no te puedo garantizar nada. Debo hablar con el Presidente (Kirchner) que se encuentra en vuelo hacia Santa Cruz –replicó el argentino.
Así y todo, ambos cancilleres acordaron los términos de lo que debería decir Walker a la prensa chilena, a modo de palinodia. El producto de dicho acuerdo es el que se reprodujo más arriba en esta nota.
Una vez que Kirchner aterrizara en Río Gallegos la situación se complicó. El Presidente le expuso a Bielsa su malestar, básicamente porque entiende que la relación con Chile es prioritaria para la Argentina, que los lazos con Lagos son de respeto y hasta admiración, pero que le sería prácticamente imposible trabajar con un hombre que piensa lo que piensa de él y del partido de gobierno, más allá de que cumpla a rajatabla las directivas de Lagos.
Bielsa comprendió que el estado de ánimo del Presidente ponía la situación en un punto crítico.
–Decile a Lagos que no voy a viajar a Chile el 30 –instruyó el Presidente al canciller. Bielsa salió en búsqueda del ministro del Interior, que funge casi como de vicepresidente por no existir dicho cargo en Chile. José Miguel Insulza, dos veces canciller, se encontraba en un casamiento. Bielsa llamó, entonces, a Walker, para darle las malas nuevas.
Le dijo que su impresión era que una disculpa no alcanzaría.
–Yo ya la he hecho pública al periódico La Tercera –le comunicó el canciller chileno.
–Qué pena, porque no creo que solucione nada –le dijo Bielsa, a la vez que le adelantó que no habría comunicado argentino aceptando sus disculpas. Trascartón, le dio la novedad: Kirchner no viajaría el 30 a Santiago. La visita oficial quedaría en el freezer. Walker comprendió, entonces, la gravedad de la situación.
Candidato
Quien sí pudo conversar con Insulza fue el jefe de Gabinete argentino, Alberto Fernández. Ambos funcionarios –que atesoran una buena relación– cambiaron impresiones sobre el asunto. Insulza reconoció que los pensamientos del ahora canciller chileno fueron más que inconvenientes, a la vez que remarcó que éstos no eran conocidos por el presidente Lagos.
El ministro del Interior comentó a Fernández que la elección del canciller estuvo relacionada con la Argentina. Dijo que los candidatos eran Walker y Cristian Fernández, actual embajador chileno en Londres. Pero que este último fue descartado debido a que el 14 de junio pasado asistió al evento en que los kelpers celebran, en la capital británica, la derrota argentina en Malvinas. Los isleños lo llaman “día de la liberación”. Por eso quedó fuera de la carrera hacia la cancillería.
Insulza y Fernández quedaron en seguir conversando. El jefe de Gabinete no se comprometió a nada, sabedor de que la gravedad de los dichos de Walker eran de difícil deglución por parte del gobierno argentino, empezando por el Presidente.
Interna
En la Casa Rosada se lamentan por el episodio. Un encumbrado integrante del Gabinete dijo a Página/12 que “la excelente relación que venimos construyendo con los socialistas chilenos se embarran por desaguisados que cometen los democristianos”. Walker es un dirigente de la Democracia Cristiana chilena, del sector del ex presidente Eduardo Frei. Frei fue el único ex mandatario extranjero que visitó a Carlos Menem cuando estuvo preso en la quinta de Don Torcuato acusado de comandar una asociación ilícita que traficó armas a Ecuador y Croacia.
La tormenta diplomática alrededor de Walker –podríamos decir, un coletazo tardío de la crisis del gas entre ambos países– incordia a Lagos en un momento clave. El 31 de este mes se realizarán en Chile elecciones municipales, donde se elegirán alcaldes de 343 comunas de todo el país. Dichos comicios son la antesala de las elecciones parlamentarias y presidencial de 2005. Por dicho motivo renunciaron a sus cargos la ex canciller Soledad Alvear (DC) y la ministra de Defensa Michelle Bachellet (PS), ambas integrantes de la coalición de gobierno, ambas presidenciables.
Si Lagos decidiese pedir la renuncia de su malhadado canciller, la derecha chilena –que hace de la xenofobia y al antiargentinismo argumentos de campaña en cuanto se le presenta la ocasión– acometería contra el presidente socialista imponiéndole un costo político impensado hace tres días.
El dilema está servido. Kirchner parece estar como lo estuvo ante la crisis energética. Lagos, ayer, trató de morigerar el infausto ideario de Walker.
La saga continuará hoy, cuando Bielsa y Kirchner se encuentren (tenían una cita prevista con anterioridad a este episodio) y se vuelvan a intercambiar mensajes a ambos lados de la cordillera de los Andes.