EL PAíS
La UCR prepara la candidatura de Brandoni a diputado bonaerense
Mientras Alfonsín y Storani tratan de convencerlo, solicitaron una encuesta para medirlo. El radicalismo trata de salir de la severa crisis en que se encuentra. El renunciamiento de Moreau.
Por José Natanson
Nito Artaza fracasó estrepitosamente, no obtuvo la banca de diputado y rifó el módico prestigio que había conseguido como líder de los ahorristas acorralados. Los radicales, sin embargo, insisten, y ahora tienen otro actor en la galera: se trata de Luis Brandoni, a quien Raúl Alfonsín y Federico Storani quieren convencer para que encabece la lista de diputados de la UCR en las elecciones del año que viene en la provincia de Buenos Aires.
No es una novedad que el radicalismo atraviesa una etapa de crisis, de la que intentará recuperarse parcialmente con el Congreso Doctrinario que comienza hoy en el Hotel Panamericano (ver recuadro). Lo curioso, en todo caso, es el modo en que los líderes partidarios buscan revitalizar a la UCR. El año pasado, Cristian Caram probó suerte con la candidatura de Artaza y apenas superó el uno por ciento de los votos. Ahora, Alfonsín y Storani intentan algo similar con Brandoni, aunque hay que ser justos: a diferencia del capocómico, Brandoni tiene experiencia política, fue diputado nacional por la provincia y actualmente dirige el Plan Estratégico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires.
Diferencias al margen, lo central es la decisión de potenciar la oferta electoral de cara a las elecciones del año que viene. La UCR bonaerense encargó una encuesta a Equis, la consultora de Artemio López: los primeros resultados –según explicaban ayer– le asignaron a Brandoni una intención de voto superior a la de la mayoría de los dirigentes radicales. Storani y Alfonsín ya le insinuaron la idea de que encabece la lista de diputados nacionales. “Hay algo dando vueltas, pero la verdad es que estoy complicado con el trabajo en la ciudad y con el teatro”, explicó Brandoni a Página/12. Y, aunque aseguró que no tiene ganas de postularse, tampoco descartó de modo terminante la posibilidad.
En cualquier caso, los radicales no pierden la esperanza. Ya consiguieron una pequeña victoria: Leopoldo Moreau, candidato natural a liderar la lista de diputados, aceptó resignar sus aspiraciones y no renovar su mandato. Lo admitió públicamente un mes atrás, en una asamblea partidaria, luego que algunos de sus amigos lo convencieran de que –más allá de su militancia y su predicamento interno– su figura no es la más adecuada para seducir a los votantes no radicales en un momento de crisis.
Con Brandoni, los radicales sumarían una figura conocida para acompañar a Margarita Stolbizer, que encabezará la boleta de senadores. En los comicios del año pasado, Stolbizer se presentó como candidata a gobernadora y Storani encabezó la lista de diputados: obtuvieron un nueve por ciento de los votos, superaron al resto de las opciones no peronistas y salieron airosos. Pero esta vez las cosas podrían complicarse. Una de las claves del resultado del año pasado fue el trabajo de los 60 intendentes radicales, que debían renovar sus mandatos y empujaron desde abajo al resto de las listas. En las elecciones del año que viene se eligen sólo concejales: el riesgo es que el poderoso aparato del interior bonaerense funcione a media máquina.
A esto se suma el problema generado por el Grupo Olavarría, integrado por unos 15 intendentes liderados por el de San Isidro, Gustavo Posse. Descontentos con la conducción partidaria, amagaron con sumarse a opciones más tentadoras, como la que encarna Ricardo López Murphy. Dos semanas atrás, en una reunión en Cañuelas, el Comité Provincia liderado por Stolbizer les prohibió explorar sus propias alianzas, bajo amenaza de armar una lista alternativa con el sello radical en sus municipios.
La concentración de poder en la conducción partidaria contribuiría a evitar la dispersión del aparato. Se suma a la candidatura de Stolbizer, que sorprendió en las elecciones del 2003, y a la posible postulación de Brandoni, en quien los radicales depositan expectativas quizás excesivas. Con estas tres herramientas, la UCR se prepara para enfrentar a Cristina Kirchner, pero sobre todo a Ricardo López Murphy, que amenaza quitarles ellugar de segunda fuerza provincial que los radicales ocupan –con comodidad e incluso alegría– desde hace casi dos décadas.