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Abuelita –decía Caperucita Roja en el cuento de Perrault–, ¡qué dientes grandes tienes!” “¡Para comerte mejor!”, fue la respuesta del Lobo disfrazado de abuelita.
“Banquito, qué buenas tasas de interés me pagas”, dice el incauto ahorrista. “¡Para robarte mejor!”, es la respuesta –no explícita– del banquero disfrazado de inversionista.
Los bancos argentinos roban; ya nos robaron nuestro escaso patrimonio y, junto con él, nuestro futuro y el de nuestros hijos. Pero lo hacen con la complicidad del Gobierno, a diferencia de lo que ocurre en las casas matrices de sus países de origen, cuyos gobiernos no les permiten robar (a sus conciudadanos, por supuesto). Buen ejemplo es lo que pasa en el Banco Bilbao Vizcaya de España, en donde ante el juez Baltazar Garzón dócilmente denuncian sus cuentas secretas en paraísos fiscales y afrontan sus responsabilidades. Aquí, con la complicidad del Gobierno, nos roban impunemente. El colmo de la impudicia es lo ocurrido con el Scotiabank. El representante canadiense ante el FMI acaba de enviarle una carta al señor Köhler –máximo representante del organismo y también lobbista de Siemens– para que nuestro Banco Central les siga otorgando redescuentos a fin de hacer frente a sus obligaciones, pero negándose a remitir una parte de las fabulosas ganancias que obtuvieron expoliando al país. Y a esto no es ajeno el gobierno del Canadá.
Domingo Cavallo está preso. Pero no lo están los legisladores identificados por el artículo 29 de la Constitución Nacional como infames traidores a la Patria, que le otorgaron la suma del poder público. Son los mismos legisladores que ahora avalarán la colosal estafa de entregar a los ahorristas papeles sin valor pagaderos a diez años. Bonos en los que nadie puede razonablemente confiar, pues el Estado en cualquier momento declarará que no los puede pagar, con el aplauso de esos mismos legisladores.
Pero la justicia ha de llegar. Por aplicación del principio de “prisión de residencia”, según el cual van presos los funcionarios que pierden el poder, preparémonos para cuando asuma un gobierno decente y tengan que responder los Duhalde, Remes Lenicov, Blejer, De Mendiguren y otros, como cómplices de la estafa de bancos al pueblo argentino.