EL PAíS
Los gobernadores hacen pesar su apoyo y ponen las condiciones
Jaqueado por la crisis, el Presidente convocó a los jefes provinciales. Sólo faltaron Kirchner (Santa Cruz), Maza (La Rioja) y Díaz (Santiago del Estero). De la Sota y Reutemann vetaron a Alieto Guadagni.
Por Martín Piqué
La suerte del Gobierno depende de ellos, y los gobernadores del PJ lo saben. El fracaso del Plan Bonex II en el Congreso, y el consecuente deterioro de la coalición parlamentaria que apoyaba a Eduardo Duhalde, los volvió imprescindibles para la supervivencia del Ejecutivo. Aunque lo esperaban, los mandatarios comprendieron las urgencias del oficialismo cuando escucharon a dos funcionarios muy próximos a Duhalde, José Pampuro y Rodolfo Gabrielli, que ayer les pidieron que viajaran a Buenos Aires para entrevistarse con el Presidente. La respuesta fue masiva: de los 14 gobernadores peronistas, once respondieron al pedido. Sólo faltaron Néstor Kirchner (Santa Cruz), Angel Maza (La Rioja) y Carlos Díaz (Santiago del Estero). Al cierre de esta edición, seguían reunidos con Duhalde, con quien analizaban los nombres de un nuevo gabinete. Ya habían expresado su rechazo a que Alieto Guadagni reemplazara a Jorge Remes Lenicov. Pero, sobre todo, demostraron que están dispuestos a respaldar a Duhalde hasta el 2003, aunque con la –ardua– condición de que ese apoyo no los devore a ellos.
Pasadas las 11 de la noche, los once gobernadores del PJ compartían una cena con Duhalde, y analizaban con él la conformación del gabinete. A esa hora, los mandatarios decían que Guadagni había quedado descartado por las presiones de José Manuel de la Sota y Carlos Reutemann, quienes no veían con buenos ojos al actual secretario de Energía. Entretanto, el gobernador pampeano Rubén Marín, otro de los candidatos a sumarse al Gobierno, no parecía muy dispuesto a asumir la Jefatura de Gabinete, el cargo que aparentemente le había ofrecido el propio Duhalde.
–Yo esto no querría aceptarlo –le confesó Marín a uno de sus acompañantes mientras se dirigía a un salón de la quinta de Olivos. Casi a la misma hora, en La Pampa, un colaborador del gobernador opinaba en el mismo sentido: “Nosotros tenemos la sensación de que no va a ser jefe de Gabinete. Hasta que no escuchemos que lo dice no lo vamos a creer”, remarcó a Página/12. Sin embargo, cerca de las doce de la noche, Marín dijo en público que “si los compañeros gobernadores me lo piden” podría aceptar el cargo de Jorge Capitanich.
Una situación parecida rodeaba al nombre de Juan Schiaretti, actual secretario de Hacienda cordobés, ligado a De la Sota, que había sido tentado para asumir el Ministerio de Producción, cartera que hasta ayer disfrutó el cuestionado José Ignacio de Mendiguren. “Tengo la confirmación de que no ha habido ofrecimiento para Schiaretti”, confirmó a este diario un asesor del “Gallego” De la Sota.
Esas idas y venidas demuestran que los gobernadores quieren que Duhalde continúe en su cargo hasta septiembre del año que viene. Aunque ese apoyo puede desaparecer en un instante: cuando los gobernadores evalúen que ese respaldo les puede costar su carrera política. Esta situación fue definida, brutalmente, por un allegado a un mandatario del noroeste. “Te acompaño hasta la puerta, pero no entro al cementerio”, repetía el asesor, consciente de que su ocurrencia revelaba el pensamiento de la mayoría de los mandatarios del PJ.
Sin embargo, los jefes provinciales prefieren que Duhalde complete el mandato que le otorgó la Asamblea Legislativa. Sólo Kirchner, que ayer faltó y mostró una vez más su intransigencia con el Gobierno, y la puntana Alicia Lemme siguen insistiendo en la convocatoria a elecciones anticipadas. Anoche, el senador Eduardo Menem, quien se sabe que no tiene ninguna simpatía por Duhalde, afirmó desde La Rioja que “la idea de la mayoría de los gobernadores, y se la han transmitido al Presidente, es que continúe su mandato”. Pero para que Duhalde pueda completar su gestión, tendrán que aportar hombres al Gobierno. De esa forma, se constituirá el “gabinete federal” que durante tanto tiempo reclamaron.
Los gobernadores apoyarán, entonces, los intentos de Duhalde para solucionar los tres problemas que lo desvelan: el corralito, las negociaciones con el FMI y la cotización del dólar, que se solucionaría con un “anclaje” que fije su valor. La mayoría de los mandatarios creen que Remes Lenicov se equivocó al supeditar todo a la negociación con el FMI. “Hasta ahora nos hemos manejado sin plan”, se quejó, en diálogo con este diario, un legislador muy cercano a De la Sota. En la reunión de ayer a la tarde, en el quincho de Olivos, Marín transmitió esta preocupación, citando un proverbio de Perón: “Algún huevo hay que romper para hacer una tortilla”. Recién hoy se sabrá que huevo decide romper el Presidente, cuando informe sobre la conformación del Gabinete.