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Luego de acusar a Néstor Kirchner de “bajarse los pantalones” ante Fidel Castro, Roberto Quiñones, hijo de la médica cubana Hilda Molina, pidió ayer disculpas “por algún exabrupto” y agradeció al gobierno argentino porque “fue el único que se preocupó por el tema”. De todos modos, Quiñones se quejó por el desenlace de su reclamo. “Lamentablemente un pedido de tipo humanitario por la reunificación de la familia quedó en medio de una interna política”, explicó.
El viernes pasado, Quiñones se quejó de la actitud de la Casa Rosada en el manejo del tema y agregó que se sintió “más respaldado” por la Unión Europea y Estados Unidos que por las autoridades argentinas. “No se qué cambalache hay en la Cancillería, pero resulta que la gente honesta y sensible tuvo que presentar la renuncia”, señaló, en referencia a la salida de Eduardo Valdés y el (ahora ex) embajador argentino en La Habana, Raúl Taleb.
Ayer, sin embargo, el médico se disculpó por sus declaraciones y agradeció al gobierno argentino. Insistió con que la estadía de su madre en la embajada se debió a una descompensación de su abuela y negó, una vez más, que la intención haya sido solicitar asilo político. “Ella no fue a pedir asilo político, sino a recibir información sobre la negativa a la carta que envió el presidente Kirchner”, aseguró. Y a continuación dijo que la voluntad de su madre “es vivir en Cuba”. “Lo que pide es que se le respete el derecho universal, que se le permita entrar y salir del país sin ser molestada y retenida”, aseguró.
Finalmente, el médico ratificó su rechazo al ofrecimiento de Fidel Castro –que había aceptado que visite a su madre en Cuba con todas las garantías–, pero agregó que sí estaría dispuesto a reunirse con ella en un tercer país. “Aceptaría todo lo que se trate de hacer por descomprimir la situación que se volvió diabólica, en la cual la parte más afectada son mis hijos, mi madre y mi abuela”, aseguró.