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El Senado dio otro paso en el juicio político que podría terminar con la destitución del juez de la Corte Suprema Antonio Boggiano. La Comisión de Asuntos Constitucionales, que preside Cristina Fernández de Kirchner, renovó sus autoridades y a través de un proyecto de resolución reclamará que el cuerpo se constituya en tribunal. Luego de prestar juramento, los integrantes de la Cámara alta tendrán que resolver el pedido de recusación presentado contra los senadores Jorge Yoma y Miguel Angel Picheto y luego ponerle fecha a la acusación que deberán concretar los diputados de la Comisión de Enjuiciamiento.
De esta manera se dispara un mecanismo que, de no mediar la renuncia del magistrado, finalizará con el dictamen de inocente o culpable de mal desempeño. Por cierto que la renuncia de Boggiano aparece para propios y extraños como una decisión atinada. El oficialismo la espera como “la mejor solución, la más racional”. Lo cierto es que la gestión recayó en Picheto. El lunes este diario había dado cuenta de que entre los hombres del bloque mayoritario se esperaba que la renuncia de Bo-
ggiano llegara antes de que se formulara la acusación en el recinto.
Las recusaciones contra el riojano Jorge Yoma y contra Picheto las formularon los diputados del ARI, Adrián Pérez y María América González, a partir de comentarios periodísticos en los que ambos legisladores señalaron que “el proceso de juicio político a la Corte Suprema había llegado a su fin”. En la discusión informal que ayer se concretó en la comisión se escucharon algunas voces partidarias para desestimarlas. Tal el caso de la porteña Vilma Ibarra, para quien “la recusación no tiene fundamentos, ya que está confundiendo opiniones institucionales con opiniones políticas”. En la misma línea se manifestó Fernández de Kirchner. Para Picheto, en las declaraciones periodísticas que la oposición citó en la recusación, “no hay nada que comprometa su opinión de fondo”. Ahora la palabra la tendrá el plenario del cuerpo.
El oficialismo cuenta a su favor con que la Iglesia Católica no pondría el grito en el cielo por el desplazamiento del magistrado. De reconocida identificación con el Opus Dei, Boggiano ya no sería una pieza por la que los hombres de la Iglesia estarían dispuestos a dar pelea. La puntana Liliana Negre de Alonso, que comparte con Boggiano su militancia en el Opus Dei, no oculta su preocupación por la suerte del magistrado en el juicio político. Esto la llevó a golpear alguno que otro despacho de sus pares. Si el cuerpo aceptara las recusaciones de Picheto y de Yoma, el oficialismo estaría más complicado de alcanzar los dos tercios necesarios para desplazar al cortesano.
“El comienzo del mecanismo es todo un gesto político”, comentó un senador a este diario cuando se retiraba de la reunión de comisión. Claro que sin más información la interpretación de ese gesto bien puede ser que las negociaciones para lograr la renuncia de Boggiano se hayan estancado o también vale interpretar que el Senado demostró la voluntad de avanzar en el proceso. El tiempo que medie entre la decisión del tribunal o la renuncia del magistrado estará dominado por negociaciones que las más de las veces ocurrirán en la privacidad de los despachos.