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Por Diego Schurman y Nora Veiras

No fue el único motivo. Pero el pronóstico apocalíptico que en algunos sectores políticos comenzó a deslizarse sobre el futuro del Gobierno aceleró el encuentro. Fue así que José Pampuro terminó compartiendo algo más que un café con Ricardo Brinzoni y Joaquín Stella. El secretario privado de Eduardo Duhalde se enteró a través de los titulares del Ejército y la Marina de la “profunda preocupación” que genera en el ámbito castrense la crisis socioeconómica.
El encuentro fue de carácter reservado. Y se desarrolló a mediados de la última semana en la sede del Estado Mayor Conjunto, sobre la calle Paseo Colón, muy cerca de la Casa Rosada. A pesar del hermetismo –nadie del Gobierno quiso confirmar la reunión–, Página/12 pudo saber no sólo que se hizo sino también que la agenda fue amplia.
Pampuro llegó allí temiendo por la estabilidad del Gobierno, que por decisión del propio Duhalde comenzó a depender de un acuerdo con el Fondo Monetario. En ese contexto, los militares pusieron principal atención en la evolución de la conflictividad social y la posibilidad del resurgimiento de los estallidos.
Es más, la palabra “violencia” llegó a estar en boca de uno de los presentes. Fue a la hora de analizar los episodios que se registran a diario ya no sólo en el conjunto de las provincias sino también en el propio radio de la Capital Federal.
–¿Qué fue a consultar el Gobierno? –preguntó este diario a una fuente que supo de las características de la reunión, aunque no participó de ella.
–Para Duhalde los militares son un punto de referencia. No es la primera vez que quiere tener su versión sobre la realidad. Es un polo de poder, y así como habla con los gobernadores y legisladores también lo hace con los militares.
Efectivamente, Pampuro ya lleva realizados varios encuentros con la cúpula militar, aunque sólo se sepa de algunos. Uno de los que salió a la luz ocurrió a fines de enero en el Campo de Polo. En esa oportunidad, el principal hombre de confianza de Duhalde quiso saber cuánto de verdad había en las especulaciones de un golpe. Brinzoni, y su secretario general, Daniel Reimundes, le contestaron en esa cena que las versiones eran “trasnochadas”.
El tema volvió a estar en la reunión de la última semana. En este caso para saber qué papel jugarían las fuerzas ante una eventual profundización de la crisis, a la que una estampida de la inflación y un demorado acuerdo parlamentario no serían ajenos.
Brinzoni y Stella –como lo vienen haciendo públicamente, y también en privado ante políticos y empresarios– repitieron su frase de cabecera: que habrá “subordinación al poder político” y se actuará en todos los casos en el marco de la ley.
Aún más, los jefes militares se preocuparon por dejar en claro que no existe posibilidad alguna de emparentar a la Argentina con Venezuela ya que las Fuerzas Armas están “homogéneamente subordinadas” a la Constitución.
En otro tramo de la reunión hubo lugar para trazar la tarea social que asumirían las Fuerzas Armadas. Es que el viejo anhelo de Duhalde, de que el Ejército y la Marina se hagan cargo de algunos planes sociales, está a punto de hacerse realidad. Al menos, los militares demostraron buena predisposición.
El acercamiento entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas quedará consolidado durante esta jornada, cuando el Presidente realice una visita al Edificio Libertador. Duhalde llegará acompañado por el ministro de Defensa, Horacio Jaunarena, el propio Pampuro y el jefe del Estado Mayor Conjunto, teniente general Juan Carlos Mugnolo. Lo esperarán allí, ademásde Brinzoni y Stella, el titular de la Fuerza Aérea, brigadier general Walter Barbero.