EL PAíS
Felipistas y kirchneristas hacen demostración de fuerza en la playa
“Se viene el tsunami”, se entusiasman los dirigentes encuadrados tras Solá, que llega hoy a Mar del Plata, y sus aliados K. Funcionarios nacionales y provinciales, intendentes, legisladores y dirigentes sociales postularán a Cristina Kirchner como senadora.
Por Martín Piqué
“Se viene el tsunami”. Eufóricos, los dirigentes del PJ bonaerense que responden a Felipe Solá comparan la pelea con el duhaldismo con el maremoto que arrasó el sudeste asiático. La euforia contagia al kirchnerismo. Para todos ellos, la decisión oficial de que Cristina Kirchner sea candidata a senadora cambiará el mapa de la política bonaerense. Anoche, el pronóstico era repetido por los dirigentes que participan en esta ciudad del encuentro del Frente Peronista para la Victoria. Originalmente, iba a ser un plenario de dirigentes. Pero tras el curso que tomaron los acontecimientos –viaje de Eduardo Duhalde a Roma, declaraciones belicosas de la senadora duhaldista Mabel Müller– se convirtió en el virtual lanzamiento de la candidatura de la primera dama. “Su candidatura a senadora nacional responde a la lógica de las tres ‘i’. Para nuestro pueblo es indispensable; para nosotros, irreemplazable y para nuestros adversarios, inevitable”, arengó ayer el intendente de La Plata, Julio Alak, en una cena en el polideportivo Malvinas Argentinas.
Los felipistas más moderados –al igual que los kirchneristas aliados– dicen que lo que modificó el tablero fue la decisión de Kirchner de ubicar a su esposa en el primer lugar de la lista de senadores. Quienes han compartido la intimidad con Kirchner en los últimos días saben hasta dónde llega la decisión presidencial. Está dispuesto a competir en la provincia con su esposa de candidata, armando un frente a partir del Partido de la Victoria y, si Duhalde decide enfrentarlo, restringiendo la participación de duhaldistas hasta en las listas de legisladores provinciales y concejales. Para el duhaldismo eso implicaría un riesgo –acaso fatal– en el núcleo mismo de su poder: el control de las intendencias del conurbano. Pero también hay señales de que aún hay disposición al acuerdo. “A Duhalde no lo agredan”, fue la consigna que transmitió ayer el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
Envalentonados por los últimos hechos, los hombres de Solá y sus aliados kirchneristas –que a medida que pasan los días parecen convertirse en lo mismo– hicieron su demostración de fuerza. Con unas 8 mil personas llenando el polideportivo municipal, sobre la Ruta 2 en la entrada de Mar del Plata, ratificaron la candidatura de la esposa del Presidente. “Hoy iniciamos un nuevo ciclo político. Por eso miles de militantes, 48 intendentes, 30 legisladores y 400 concejales venimos a respaldar, en forma colectiva, la candidatura a senadora nacional de Cristina Fernández de Kir- chner”, leyó Alak en la inauguración del plenario. Solá todavía se encontraba en Buenos Aires. Viajará hoy para cerrar el acto. Sí estaban los demás protagonistas de la avanzada kirchnerista en la provincia. Además del orador Alak, entre la multitud se hallaban el intendente de La Matanza, Alberto Balestrini; el subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel; el funcionario Luis Ilarregui, más los transversales Luis D’Elía, Jorge “Huevo” Ceballos, Edgardo De Petris y Francisco “Barba” Gutiérrez.
También asistió el gabinete provincial, entre ellos Florencio Randazzo (Gobierno), Juan Pablo Cafiero (Desarrollo Social), Gerardo Otero (Economía) y Mario Oporto (Educación). “Si el Presidente juega fuerte acá, como lo está haciendo, varios intendentes van a pensar qué hacer”, vaticinó un ministro que no es, por cierto, uno de los más lanzados en la pelea. A ese grupo de funcionarios bonaerenses, que conservan una buena relación con muchos duhaldistas, en La Plata los llaman “palomas”. También ellos, los más predispuestos al diálogo, están percibiendo los efectos de la cruzada kirchnerista: “Yo no quiero que el peronismo bonaerense se fortalezca para negociar con el Presidente. Quiero que el peronismo bonaerense sea la expresión del proyecto nacional en la provincia. Primero está la Nación”, resumía Oporto, por citar un ejemplo.
Felipistas y kirchneristas creen que la obligación de tener que elegir entre Cristina Kirchner o hacerle oposición va a terminar acercando a más intendentes. Muchos que hoy se mantienen dentro de la corriente Lealtad. “La mayor parte de los dirigentes justicialistas van a acompañar esta lista”, se entusiasmó Kunkel en diálogo con Página/12. Un intendente que está estudiando el pase es el de Quilmes, Sergio “el Chino” Villordo, un hombre incondicional del ministro del Interior, Aníbal Fernández. Villordo podría aparecer hoy en Mar del Plata para vivar la candidatura de Cristina Kirchner. En ese caso, sería el segundo distrito importante del sur del conurbano –tras la estratégica La Matanza– que se desprende de la estructura duhaldista. “Ojo, que si le sacamos cinco intendentes del conurbano no hay ni elección”, pronosticaba, pura ilusión, un bonaerense que habita el primer piso de la Rosada.
Pero el proceso apenas está comenzando. Algunos caciques ya se pasaron de bando, como el jefe comunal de José C. Paz, Mario Ishii. También había pintadas del dirigente de la FTV, Luis D’Elía. Otro comentario inevitable era el acercamiento de dirigentes que hasta hace poco apoyaban a Carlos Menem, como Raúl Taborda, un puntero de Moreno que decoró todo el polideportivo con prolijas pintadas a favor de Kirchner y Solá.