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“En los ’90 había una suerte de democracia tarifada, en la cual el sistema económico y político, para tomar decisiones, necesitaba un alto grado de estímulo económico-financiero.” De esta forma describió el ex vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez el uso de los gastos reservados durante la década menemista, para luego afirmar que con el presupuesto de 340 millones de pesos anuales que entonces manejaba la Side se “financiaban y compraban las decisiones” que iban a regir los destinos del país. El fundador del Frepaso y mentor de la Alianza que llevó al gobierno a Fernando de la Rúa minimizó el tema de los sobresueldos en relación a la transferencia del patrimonio público hacia sectores privados en el gobierno de Carlos Menem y se mostró pesimista sobre que exista castigo para quienes manejaron discrecionalmente el dinero estatal.
Fue algo “mucho más dramático que la cuestión de los sobresueldos”, insistió Alvarez para volver sobre la trascendencia de las privatizaciones de las empresas públicas y de los recursos naturales en la era menemista.
“El tema de los sobresueldos que está saltando ahora es absolutamente secundario respecto a lo que se hizo con el patrimonio público en aquel momento. Esto nos va a entretener y escuchar unas semanas, un mes más, pero después pasamos a otra cosa y todo quedará como siempre”, agregó con pesimismo.
Sin embargo, Alvarez también contestó a las preguntas sobre gastos reservados durante el gobierno aliancista en las diferentes entrevistas radiales que concedió ayer. Afirmó que “ganaba 3600 pesos como vicepresidente. No tenía sobresueldos ni gastos reservados” y remarcó algunas de sus decisiones personales en esa época: “Más aún, algo que parece de ciencia ficción en la Argentina, yo derogué casi dos millones de dólares que el Senado tenía de gastos reservados”.
Aseguró desconocer si en otro ámbito del gobierno que compartió con De la Rúa se usaron esos recursos económicos para financiar actividades políticas y defendió la drástica rebaja del presupuesto de la Side durante ese breve lapso. Aunque Alvarez recordó que su renuncia a la vicepresidencia fue por las coimas a los senadores que su propio gobierno habría pagado para aprobar la reforma a la ley laboral, con dinero que no descartó que proviniera de los servicios de inteligencia, afirmó que la denuncia del arrepentido Mario Pontaquarto es “totalmente verosímil”.
También volvió a tomar distancia de De la Rúa. Alvarez aseguró que no es “beneficiario de ninguna retribución estatal, lo cual me podría corresponder en términos legales”, ni siquiera como legislador, y afirmó que no realizó gestión alguna para obtenerla. “No tengo penurias económicas pero tampoco he vivido con mucho dinero”, aclaró Alvarez, para diferenciarse del ex presidente radical que reclamó, ante su “ahogo económico”, la pensión vitalicia.
“Yo vivo de mi trabajo”, remarcó Alvarez, que colabora con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, da clases en la Universidad de Quilmes, escribe para medios nacionales y extranjeros y ofrece conferencias en el país y en el exterior, además de dirigir el Centro de Estudios de Problemas Institucionales, Económicos y Sociales. Pero justificó la desconfianza de los ciudadanos: “Se vive una Argentina muy negra, una Argentina fuera de la ley. Nadie va a creer de la noche a la mañana que se vive con lo que se declara”.