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Con el payaso Ronald de fondo, se labró ayer un acta de conciliación obligatoria del Ministerio de Trabajo y los empleados de McDonald’s levantaron la toma del local que está frente al Obelisco. Lo mantenían ocupado desde anteayer en reclamo de la reincorporación de cinco trabajadores despedidos por una empresa de delivery subcontratada por la cadena de hamburguesas. “Ahora se retrotrae la situación de los despidos y se abren las negociaciones por 15 días”, explicó Juan Gabriel Gas, uno de los empleados.
La toma se decidió a raíz de una serie de despidos y de traslados de un local a otro que empezaron luego de que los repartidores pidieran ser incluidos en el convenio de pasteleros. Esto implica que, en lugar de un peso por hora, pasarían a cobrar 3,05. “La huelga fue pacífica –sostuvo Gas–, dormimos en los sillones o en el piso.” Recibieron el apoyo de la FUBA, cuyos militantes se sumaron a la protesta con bombos.
Por su parte, el gerente de comunicaciones de McDonald’s, Orlando Molaro, sostuvo: “La empresa fue sorprendida por los reclamos y está virtualmente usurpada. Estamos iniciando acciones legales porque se han cometido delitos muy graves”. Dijo que la toma “de pacífica tuvo bastante poco” y criticó la participación de “otras personas que no tienen nada que ver con McDonald’s”, en alusión a la FUBA. El presidente de la FUBA, Santiago Jima, respondió que no intentan politizar el conflicto, en tanto que Gas negó que haya habido violencia: “Al principio hubo un momento de tensión, porque quería entrar un comisario. Nos negamos porque no tenía una orden de desalojo. No estábamos haciendo nada ilegítimo”, argumentó Gas.
Informe: Werner Pertot.