EL PAíS
El atentado a la Embajada de Israel entró en la mira de la nueva Corte
Los supremos empezaron a analizar ayer la posible revisión de la pesquisa realizada por la propia Corte sobre el ataque a la Embajada de Israel. Después de trece años, no hay sospechosos ni detenidos. Los compromisos con Irán no cumplidos por Menem reaparecen como móviles.
Por Irina Hauser
La Corte Suprema analiza por primera vez la posibilidad de hacer una revisión de su infructuosa investigación sobre el atentado a la Embajada de Israel. El 17 de marzo se cumplieron trece años del ataque terrorista y en la causa judicial, que siempre estuvo en manos del alto tribunal por tratarse de una sede diplomática, nunca hubo ni un sospechoso ni un detenido. En el plenario de ayer, los jueces más nuevos propusieron analizar qué irregularidades hubo en la pesquisa. No descartan relanzarla.
Ricardo Lorenzetti, el supremo más reciente, sacó el tema en el acuerdo. Dijo que cree necesario controlar qué hizo la Corte en el expediente e identificar los resquicios o pistas que aún se puedan investigar. Raúl Zaffaroni, Elena Highton de Nolasco, Carmen Argibay y Juan Carlos Maqueda apoyaron la iniciativa y pidieron conocer la causa en detalle. Como tiene unos cincuenta cuerpos, encomendaron que un secretario haga un resumen.
Mordaz, Carlos Fayt, les recomendó leer su libro Criminalidad del Terrorismo Sagrado, en el que defiende paso a paso la instrucción hecha por la Corte y llega hasta la resolución que a fines de 1999 responsabilizó a la Jihad islámica, brazo armado de la organización terrorista Hezbollah. “Pusimos la mejor voluntad”, insistió Fayt ante sus pares. De todos modos, la mayoría de los jueces acordó analizar la designación de algún experto que coordine la nueva investigación interna. Una alternativa es que deleguen la tarea en alguna organización no gubernamental. “Queremos nombrar una especie de gran investigador que demuestre en qué falló el tribunal”, dijo un allegado a los jueces.
Es ínfimo lo que se sabe sobre el atentado a la embajada, que dejó 22 muertos. Dentro de la Corte, la causa estuvo liderada en los primeros años por Ricardo Levene (hijo). La teoría de la implosión que puso en primer plano desató un escándalo y recién 1997, con la fuerte presión de los gobiernos de Israel y Estados Unidos, se reactivó el expediente, que fue encomendado al secretario Esteban Canevari. Lo máximo a lo que llegó el tribunal fue descartar la existencia de una conexión local, decir que se usó un coche-bomba y pedir la captura internacional del libanés Imad Mughniyah, un sujeto inhallable hasta para los norteamericanos que lo buscaban por el ataque al avión de la TWA y que luego fue vinculado con Al Qaida.
El caso sigue abierto en la Corte, pero con mínimos movimientos. En los últimos tiempos los investigadores comenzaron a abonar, para el caso de la embajada, una hipótesis que maneja la Unidad AMIA sobre el ataque a la mutual judía, que lo vincula con negocios y promesas de provisión nuclear a Irán incumplidas por Carlos Menem. Aunque con el paso del tiempo se hayan perdido pruebas, la “nueva Corte” parece dispuesta a examinar el tema. Tendrán que desentrañar también si, como en la causa AMIA, hubo alguna clase de encubrimiento político-judicial.