EL PAíS › RENUNCIO EL ENCARGADO DE AMERICA LATINA DE EE.UU.
Se retira un halcón de Bush
La renuncia de Roger Noriega se efectivizará en septiembre. Vinculan el alejamiento con sus declaraciones sobre Evo Morales. “Responde a Cuba y Venezuela”, había dicho sobre el boliviano.
El secretario de Estado adjunto para América latina, Roger Noriega, renunció a su cargo luego de ejercerlo durante dos años como un auténtico halcón del gobierno norteamericano. La Casa Blanca informó que la dimisión se efectivizará en septiembre y lo despidió con elogios, aunque algunos atribuyeron el desplazamiento a sus declaraciones sobre Evo Morales. Noriega había dicho que el candidato a presidente de Bolivia, con chances de ganar la elección, responde “a Cuba y Venezuela”. La secretaria de Estado Condoleezza Rice habría considerado “inapropiadas” tales palabras.
Los dichos de Noriega fueron pronunciados el miércoles, al término de la Asamblea de la OEA, cuando el funcionario aseguró que tenía “pruebas contundentes” sobre una intervención de Venezuela y Cuba en Bolivia. “Todo el mundo reconoce que Evo Morales tiene sus grandes amigos en Caracas y La Habana, no es un secreto que Morales se reporta a Caracas y La Habana”, dijo a la prensa, después de aclarar que no iba a hablar demasiado porque, aseguró, tenía instrucciones de “limitarse al guión”.
Noriega era el funcionario de más alto rango asignado por George W. Bush para trabajar en el Cono Sur. Representante de la derecha del Partido Republicano, se hizo conocido en la región por sus dichos altisonantes, que le valieron más de un choque con el gobierno argentino.
El primero ocurrió en enero del 2004 cuando, en el Consejo de las Américas, una entidad que nuclea al establishment de Nueva York, se declaró decepcionado por lo que llamó “el giro a la izquierda” de Néstor Kirchner. Noriega, que es un furioso anticastrista, cuestionó la política argentina hacia Cuba. Ante las preguntas de los presentes, añadió que no le habían gustado algunas actitudes del canciller Rafael Bielsa, como que hubiera ido a visitar La Habana y se negara a recibir a los cubanos disidentes.
Las declaraciones produjeron un cimbronazo, por su contenido y su oportunidad: ese mismo día se ratificaba el encuentro que Kirchner y Bush mantendrían en México a la semana siguiente. “No somos la alfombra de nadie”, le retrucó Kirchner. El secretario del Departamento de Estado, Colin Powell, respaldó a Noriega, pero agregó que conversaría con Bielsa sobre el entredicho. En México, Noriega caminó los mismos pasillos que la delegación argentina e hizo evidentes gestos de acercamiento. Pudo conversar con Bielsa y con el ministro de Economía Roberto Lavagna, pero no consiguió que Kirchner lo saludara.
Por esos días, la Cancillería entendía que el funcionario expresaba el ala más virulenta del Departamento de Estado, que iba perdiendo terreno frente al ala supuestamente “racional” de Powell y la secretaria de Seguridad Condoleezza Rice. Si sus declaraciones, como se especuló entonces, habían buscado el cambio del voto argentino sobre Cuba en la ONU, tuvieron un efecto contrario, ya que el país ratificó la abstención.
Noriega había estado meses atrás de esa pelea en la Argentina. Designado por Bush en marzo de 2003, había hecho su primer viaje a Buenos Aires con la mala suerte de coincidir aquí con Hugo Chávez. A Noriega le produjo escozor ver al presidente venezolano (a quien detesta tanto como a Fidel) a sus anchas en las terrazas de Canal 7, utilizando el canal estatal para conducir su programa “Aló Presidente”. Peor aún cuando Chávez se dedicó a defender extensamente el ALBA, la alternativa bolivariana al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
No se sabe si de ahí le nació el fastidio que estallaría en la pelea con el Ejecutivo argentino; lo cierto es que seis meses después de aquel primer incidente hubo otro, cuando fue señalado por Bielsa como el responsable de declaraciones que salieron en off the record en distintos matutinos. Allí se aseguraba que los piqueteros estaban llevando a la Argentina a la anarquía, que Kirchner viraba hacia el chavismo y que la pelea con Duhalde era una chiquilinada. “Estamos hartos de Noriega y sus intromisiones en la política argentina como si fuéramos el patio trasero”, dijo el canciller. La política será, parece, una etapa pasada de su vida. Según la Casa Blanca, Noriega probará fortuna en la empresa privada. Es probable que su sucesor sea Thomas Shannon, actual director para Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo Nacional de Seguridad, de acuerdo con versiones de la prensa norteamericana que no fueron confirmadas oficialmente.