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Como el Ave Fénix, Izquierda Unida (IU) trata de resurgir de sus propias cenizas. Después que las “diferencias en los proyectos” frentistas y la disputa por las candidaturas terminaron por quebrar la coalición izquierdista en Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, sus principales fuerzas políticas volvieron a negociar la continuidad de la alianza y ampliarla a otros sectores en el distrito porteño. Tras la sorpresiva deserción de Alicia Castro como candidata del frente electoral que el Partido Comunista (PC) oficializó en la ciudad de Buenos Aires, los comunistas reabrieron una instancia de negociación con el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) para converger en un nuevo espacio que respalde la candidatura de Patricia Walsh a diputada nacional.
Aunque desde ambas fuerzas políticas reconocen las negociaciones, los roces que precedieron a la ruptura de IU dejaron heridas, aún sin cicatrizar, que no harán fáciles las conversaciones. Incluso habrá que ver si éstas resisten el primer escollo legal que deben sortear ante la Justicia electoral. Los partidos consultarán ante el juzgado de María Romilda Servini de Cubría si el plazo que vence este miércoles –para ratificar alianzas y frentes electorales– les abre alguna posibilidad de reflotar la coalición o ampliar alguna de las ya inscriptas.
Los comunistas, que calificaron el portazo de Alicia Castro como “una desgracia”, vieron también la posibilidad de pelear contrarreloj la conformación de un frente que reduzca la oferta electoral de la izquierda en el distrito porteño. Rápidamente reabrieron negociaciones con las dos principales corrientes políticas que conviven dentro del MST y Patricia Walsh (sus ex socios en IU), además del Partido Socialista Auténtico (PSA) y el Partido Humanista (PH). Incluso, el PC emitió un comunicado en el que su secretario general, Patricio Echegaray, puso su candidatura (quedó en primer lugar luego de la deserción de Castro) al servicio de alcanzar una unidad mayor entre las fuerzas izquierdistas.
Una iniciativa que comparten los partidos con los que el PC selló el frente electoral en Capital: el ALBA, cuyo apoderado es el legislador porteño y ex zamorista Daniel Betti; el Movimiento de Autonomía Popular, de la también legisladora Beatriz Baltroc, y el Partido Instransigente. “Es tan difícil como necesario”, afirmaron a Página/12 los negociadores de este sector al referirse a las posibilidades de alcanzar un acuerdo.
A favor de este acuerdo habría dos datos que no son menores. El primero es que la alianza PC-ALBA respaldaría la candidatura de Patricia Walsh como primera candidata a diputada nacional, tal como la había inscripto el MST. El segundo, que IU todavía sobrevive como coalición electoral en cinco provincias a instancias de sus dirigentes locales.
En forma paralela, pero al tanto del avance de las otras negociaciones, también existen conversaciones con el PSA, que lleva como cabeza de lista al ex funcionario y diputado peronista Luis Brunati, y el humanismo, que anotó en el primer lugar de su boleta a la dirigente Lía Méndez.