EL PAíS
Una ocasión para que la causa armas despierte de dos años de siesta
El juez Julio Speroni renunció después de recibir varios retos de sus superiores y pedidos de juicio político. Nunca llegó a esclarecer la ruta de las coimas por el contrabando de armamento.
Por Adriana Meyer
El errático destino de la megacausa por contrabando de armas durante el gobierno de Carlos Menem podría haber llegado a su fin. Anteayer presentó su renuncia el juez en lo penal económico Julio Speroni, cuestionado en reiteradas oportunidades por sus superiores de la Cámara de ese fuero y ante el Consejo de la Magistratura. Si bien Página/12 pudo saber que una veintena de imputados estarían por ser juzgados en un proceso oral, Speroni conservaba una parte importante de la pesquisa que ahora tendrá nuevo juez: la denominada ruta del dinero de los sobornos cobrados por este caso y el enriquecimiento ilícito del ex presidente Carlos Menem. “Es bueno para la causa que haya renunciado, porque la tenía dormida hace dos años”, se permitió comentar ante este diario una alta fuente judicial.
Speroni llevaba adelante el expediente que resultó de la unificación, ordenada por la Cámara Federal, de otros dos que tenían los jueces Guillermo Tiscornia y Jorge Urso, quien en 2001 había encarcelado a Carlos Menem, a su ex cuñado Emir Yoma y a otros ex funcionarios. A su vez, el renunciante magistrado fue quien detuvo al ex ministro de Economía Domingo Cavallo en abril de 2002, también en el marco de esta compleja investigación por el tráfico de 6500 toneladas de armamento a Croacia y Ecuador en 1991 y 1995. La Cámara había revocado los sobreseimientos que dictó a Menem y Cavallo, pero a pesar de ello Speroni mantenía en el freezer ésta y otras partes del caso. “Quizás ahora llegó el tiempo del deshielo”, especuló la fuente consultada.
La dimisión se hará efectiva a partir del 1º de diciembre y el juez aseguró a la agencia DyN que “hasta ese día trabajaré con el mismo ahínco y dedicación que en los últimos 45 años”. Según explicó hace unos días a su personal, le salió la jubilación en la Anses y resolvió alejarse del cargo –estuvo 16 años al frente del Juzgado en lo Penal Económico 3–, porque ya cumplió los 69. “Voy a dedicarme a mi casa y a mi familia, que he desatendido todo este tiempo”, dijo este funcionario judicial acostumbrado al bajísimo perfil. Ayer hubo sorpresa entre quienes lo conocen, que ya lo creían jubilado, y se inclinaban más en adjudicar al desgaste y al cambio de vientos políticos la decisión del magistrado. Además de las denuncias en la Magistratura y de su enfrentamiento con la Cámara, Speroni fue blanco del fiscal de cámara Ramiro Rodríguez Bosch, quien recientemente solicitó que sea apartado de la causa armas. Finalmente, no hizo falta.
“Me retiro con la conciencia tranquila”, aseguró el magistrado, en obvia alusión a los fuertes cuestionamientos que recibió. Hace menos de un mes, la sala B de la Cámara en lo Penal Económico anuló, una vez más, una medida de este juez. Los camaristas Carlos Pizzatelli, Marcos Grabivker y Roberto Hornos le encomendaron 47 veces realizar medidas de prueba y le indicaron 28 veces que profundizara la investigación. Además, en ocho ocasiones incumplió disposiciones procesales y en seis oportunidades se apartó “injustificadamente” de las directivas de la sala B. Grabivker se había pronunciado por su apartamiento, pero no tuvo eco con sus compañeros de sala.
Aunque su nombre se hizo conocido por la causa armas, Speroni tenía en su juzgado otra megacausa: una millonaria estafa por evasión tributaria, en la que investigaba una “usina” de facturas truchas. El requerimiento fiscal cuenta con 4 mil páginas y la AFIP hace años que participa de esta pesquisa, que involucra a empresas de primer nivel y organismos públicos.
Hasta que su puesto sea cubierto por otro juez designado por concurso, la Cámara enviará una lista de secretarios de cámara al Consejo de la Magistratura para que los consejeros elijan al sucesor de Speroni. Página/12 pudo saber que Marta Marmissolle, Rafael Caputo, GuillermoSustaita y Diego Frías son los candidatos, y que algunos de ellos conocen bien la causa armas por su labor en la sala B.