EL PAíS › EL LANZAMIENTO DE LA III CUMBRE DE LOS PUEBLOS
Breve historia de la resistencia
Por Laura Vales
Desde Mar del Plata
Un repaso de las contracumbres anteriores sirvió para poner en contexto a la III Cumbre de los Pueblos que arrancó ayer. “Estos encuentros empezaron en el ’98, cuando las organizaciones sociales del continente que venían luchando contra las políticas neoliberales hicieron su primer foro para oponerse al ALCA y a las políticas de militarización y endeudamiento externo impulsadas por los Estados Unidos para dominar el continente. En esa primera Cumbre de los Pueblos se exigió que hubiera información pública sobre las negociaciones que los gobiernos mantenían de manera secreta sobre el libre comercio; se planteó además que los presidentes no debían firmar ningún tratado sin una consulta popular. En el año 2001, en la tercera Cumbre de los Presidentes y segunda de los Pueblos, se hicieron visibles dos discusiones: mientras en la Cumbre de los Presidentes se hacía el compromiso que el ALCA debía empezar a funcionar en enero de 2005, en la Cumbre de los Pueblos se definía el rechazo y la movilización popular para resistir al ALCA. Hoy, en esta convocatoria, vemos que el ALCA no está instalado, producto de la resistencia.”
La introducción fue dada por Juan González, de la CTA, en la conferencia de prensa de apertura de la contracumbre. De aquí al sábado, militantes de 600 organizaciones sociales van a participar de 150 talleres de discusión y conferencias, convocados con cuatro consignas:
- No al ALCA y los tratados de libre comercio - Sí a la integración de los pueblos.
- No somos deudores - Somos acreedores de la deuda social, ecológica e histórica.
- No a la militarización - Sí a la soberanía popular.
- No a la pobreza - Sí al trabajo y la distribución de la riqueza.
La conferencia de prensa se hizo en una de las instalaciones de la Contracumbre, el miniestadio del polideportivo. Estuvieron Adolfo Pérez Esquivel, Nora Cortiñas, el mexicano Héctor de la Cueva, la dirigente quechua Blanca Chancoso y el haitiano Chamille Chalmers, quien trabaja contra los procesos de militarización. El lugar quedó chico para las muchos medios que se acercaron. A la cumbre vino una numerosa delegación cubana, de 300 personas.
Los organizadores criticaron el operativo policial que cercó 250 manzanas para el encuentro de los presidentes y contaron que en cumbres anteriores hubo, como en este, campañas de intimidación para que la gente dejara la ciudad. “Así pasó en Québec”, recordó De la Cueva. “Son operaciones que toman prestado el discurso paranoico de los Estados Unidos. Pero los que venimos somos trabajadores, jóvenes, para dar una discusión abierta y democrática. Quisiéramos creer que se va a respetar nuestro derecho de expresión, que no se va a comprar la visión militarista de Estados Unidos, a pesar de que aquí se ya se ha tendido un cerco impresionante.”
La agenda de Cumbre prevé para hoy y mañana foros sobre seis grandes temas: educación, justicia, sindicalismo, energía, salud y medio ambiente y tierra y soberanía alimentaria. De manera simultánea se van a hacer 150 talleres y actividades culturales. El jueves a la noche los participantes van a reunirse en la asamblea de los pueblos, para exponer los documentos.