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“El Estado debe hacer caer la concesión a TBA”, reclamó el intendente de Morón, Martín Sabbatella. Su advertencia quedó estampada en una nota que le envió ayer al secretario de Transporte, Ricardo Jaime, junto con entidades religiosas, gremiales, económicas y sociales. En diálogo con Página/12 dijo que “viajar en la ex Sarmiento es un horror”, “llevan a la gente como ganado”. Pidió que los hechos de violencia “no tapen el debate de fondo”.
–La línea Sarmiento históricamente prestó un mal servicio. ¿Empeoró últimamente?
–Está cada vez peor. Se viaja horrible, llevan a la gente como ganado. El que sube al tren no sabe si llega a destino. Todos los días hay un problema distinto. Las demoras son permanentes. Viajar en la ex Sarmiento es una odisea, es un horror. TBA es una empresa inescrupulosa. Hace seis años pedimos que ensanchen un andén de Morón, porque es muy angosto y los pasajeros corren peligro. Nunca lo arreglaron.
–¿Le informó al Gobierno con anterioridad sobre esta situación?
–Lo planteamos mil veces a nivel de Gobierno. Desde hace seis años que se lo venimos señalando a la Secretaría de Transporte. En 2004 le mandamos una carta al interventor de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT). El reclamo es permanente. Hoy (por ayer) otra vez le exigimos a la secretaría medidas urgentes junto con el obispado de Morón, las cámaras empresariales, rectores universitarios, la CGT y la CTA. En el año 2000, al asumir, firmamos convenios con TBA. Uno, por ejemplo, para remodelar la estación de Morón, otro por los andenes. Nunca cumplieron nada. También tenemos con TBA un juicio por el pago de las tasas. Ante tantos incumplimientos el Estado debe hacer caer la concesión.
–¿Por qué supone que el Gobierno mantuvo el contrato?
–No sé qué elementos manejan. Siempre nos dijeron que lo estaban trabajando. Yo puedo mostrar situaciones de incumplimiento.
–¿Usted es partidario de reestatizar el servicio?
–Los entes reguladores deben evaluar quién es el mejor capacitado, si el Estado o cualquier otro grupo, para brindar el servicio que la gente se merece, para garantizar que se viaje dignamente. Yo no lo puedo definir.
–¿Cuál fue, a su entender, el disparador del conflicto?
–Sería irresponsable opinar sobre eso, no tengo las herramientas con las que sí cuenta el Gobierno. Estuve en contacto con Aníbal Fernández y con León Arslanian. Hay dudas sobre cómo se originó todo, si hubo algún grupo que aprovechó el descontento social generalizado. Por mi parte, repudio la violencia y no la justifico. Además, estamos dolidos por la pérdida de la estación, perdimos patrimonio público. Lo que no podemos permitir es que lo ocurrido tape el debate de fondo.