EL PAíS › NUEVA SUBA DE 10 PUNTOS EN LAS RETENCIONES A LA EXPORTACION DE CARNES
Si no hay acuerdo, la carne queda adentro
La medida, que llevará a 25 puntos las retenciones a las ventas externas, busca aumentar la oferta al mercado interno. Los exportadores pretendían una reducción del gravamen ya vigente y se resistían a un acuerdo. El Gobierno se decidió a enfrentarlos.
Por Claudio Scaletta
El Gobierno decidió el aumento de 10 puntos en las retenciones a las exportaciones de carnes, con lo que el nuevo nivel del gravamen será del 25 por ciento. La medida significará en la práctica una caída, en igual volumen que el aumento del impuesto, de los precios efectivos que reciben los exportadores. Con ello se espera un aumento de la oferta en el mercado interno que servirá para combatir la imparable suba de los precios de la carne en un mes de alta demanda estacional como el de Las Fiestas.
La medida llega luego de 3 días de reuniones con la cadena cárnica –ganaderos, consignatarios y frigoríficos– en los que no fue posible conseguir ningún compromiso del sector privado, ya no para que rebajen precios, sino para que eviten continuar con los aumentos. Muy por el contrario, la casi totalidad de la cadena intentó aprovechar la oportunidad para repetir las típicas demandas sectoriales, especialmente en materia tributaria. A ello se sumó el dato de que el pasado lunes el Indice Novillo del Mercado de Liniers comenzó la semana con un alza del 8 por ciento, que no fue compensada por las leves bajas del martes y ayer. Según los consignatarios, ello habría sido una respuesta a las importantes compras realizadas por una de las cadenas de supermercados. Como se ve, el pase de culpas mutuas nunca se detiene. Al respecto, una fuente del Ministerio de Economía dijo a este diario que si el viernes no bajan los precios en Liniers el Gobierno prevé subir aún más la apuesta.
La medida, cuya resolución todavía no fue firmada, fue decidida en una reunión entre el presidente Néstor Kirchner, la ministra Felisa Miceli, el secretario de Agricultura, Miguel Campos, y el subsecretario de Ganadería, Javier de Urquiza. La clave de la decisión fue la actitud asumida por la cadena cárnica durante la negociación mantenida con el Gobierno durante los últimos tres días. El sector pareció interpretar el intercambio con el Gobierno como una larga espera para que Economía ceda ante sus renovadas demandas. Ayer, luego de conocida la medida, fuentes del sector frigorífico se mostraron esperanzadas en que la decisión no sea más que una estrategia del Gobierno para volver a sentarlos en la mesa de negociaciones desde una posición de fuerza.
Fuentes del sector cárnico que participaron de la negociación empresaria el lunes con Miceli y el martes y miércoles con Campos dijeron a este diario que algunos dirigentes habían pedido a sus pares mayor moderación en las declaraciones y reclamos para “no despertar la ira presidencial”. A posteriori, parece claro que la estrategia político gremial fracasó. El enojo estalló en la Casa Rosada luego de que el Presidente se enteró de que, a pesar de las concesiones recibidas, los empresarios no quisieron comprometerse, ya no a bajarlos, pero al menos a una tregua de precios.
Entre las concesiones que se hicieron ayer a los empresarios, se destacan la postergación por un mes de la entrada en vigencia de los pesos mínimos de faena, el aumento de los pesos mínimos para la confección del Indice Novillo del Mercado de Liniers (lo que permite un mayor rango de peso para que los animales entren en el índice) y la eliminación de la obligación de exportar a Europa dos toneladas de carne por cada tonelada de cuota Hilton. La orientación de todas estas dispensas fue impulsar la oferta en los distintos eslabones de la cadena. Pero a pesar de las concesiones, el balance del día fue la ambigua creación de una comisión de seguimiento de precios que se reuniría periódicamente.
Los empresarios, quizá seguros de que aguinaldos y fiestas de fin de año resultan dato y ocasión propicia para que la demanda convalide mayores precios, no quisieron comprometerse en la firma de ningún acuerdo, lo que finalmente terminó despertando el enojo de la Rosada y la consecuente determinación de la suba en las retenciones hasta el 25 por ciento. De acuerdo con lo expresado a este diario por fuentes del Ministerio de Economía, la medida no debe interpretarse como una simple amenaza. Su objetivo es que “la producción argentina de carne sea consumida por los argentinos”. En otras palabras, que dicha producción deba comercializarse casi exclusivamente en el mercado interno.
Miguel Schiariti, presidente de Ciccra, una de las cámaras que agrupan a la industria frigorífica, convino en que éste será el efecto. Según dijo a este diario, si finalmente el Gobierno firma la resolución de aumento de las retenciones, ello significará “el fin de las exportaciones de carne”, pues sólo permanecerá rentable la codiciada cuota Hilton. La consecuencia directa no serán sólo menores ganancias de los exportadores, sino también la “segura reducción de los puestos de trabajo”.
El aumento de las retenciones parece haber terminado también con la interna vivida en los últimos días dentro de la Secretaría de Agricultura, pues ratifica al secretario Campos y desecha las propuestas impulsadas por funcionarios de segunda línea que hablaban, a tono con las demandas sectoriales, de bajar los 10 puntos de retenciones agregados por Roberto Lavagna en uno de sus últimos actos al frente del Ministerio de Economía.
La propuesta de los frigoríficos era que utilizarían la mayor rentabilidad recuperada para “subsidiar” los precios internos. Pero tanto en Agricultura como en Economía advirtieron que no es así como funcionan los mercados. Parecía extraño que los aumentos de precios se combatan con un instrumento cuyo efecto práctico es, precisamente, aumentarlos. Semejante concesión sólo hubiese redundado en una nueva transferencia de ingresos desde los consumidores a los exportadores.