EL PAíS › PROCESAN Y EMBARGAN A VON WERNICH POR SU PAPEL EN LA DICTADURA
El cura que hacía “visitas funestas”
El juez Corazza acusó al capellán de haber participado en una docena de detenciones ilegales y torturas en centros clandestinos.
Cristian Von Wernich pasará otra larga temporada en la cárcel. El juez federal Arnaldo Corazza ordenó el procesamiento del capellán por su participación en una docena de detenciones ilegales y torturas en los centros clandestinos de Puesto Vasco, Coti Martínez y el Pozo de Quilmes. El sacerdote está detenido desde octubre de 2003 en el marco de otra causa impulsada por la fiscalía federal de La Plata, en la que Von Wernich había presentado varios pedidos de excarcelación y un hábeas corpus que podían dejarlo fuera de la cárcel. La decisión de Corazza frena esa posibilidad. El magistrado lo procesó, dictó un embargo de 800 mil pesos contra el represor y consideró que sus visitas a los presos “eran un modo de obtener información”.
Por la gran cantidad de prueba reunida, el juez Corazza dio por probada la existencia del centro clandestino de detención Puesto Vasco, uno de los lugares que visitaba el capellán durante sus visitas a prisioneros. De acuerdo con Corazza, más allá de la supresión de la subcomisaría de Don Bosco en Quilmes, el lugar funcionó como centro, “pues que la misma no esté consignada en forma oficial sólo podría implicar la no realización de actividades lícitas en tal lugar”. Y definió al sitio como “centro clandestino de detención clandestina”.
En ese escenario, el magistrado consideró que las visitas del cura eran parte de “un engranaje funesto formado para el cercenamiento de la libertad personal y sometimiento a diversos vejámenes hacia las personas que allí se encontraban ilegalmente alojadas, resultando que las acciones del imputado a través de lo que llamó entrevistas en muchas ocasiones eran un modo de obtener información”. Von Wernich ha tenido una activa participación en la comisión de los delitos, por cuanto integró un aparato organizado que detentaba poder y a través del cual, dijo el juez, se cometían las acciones delictivas. La cooperación del sacerdote “ha sido un eslabón necesario para el perfeccionamiento de tales conductas”.
El procesamiento por los doce casos incluye los delitos por los que fueron víctimas, entre otros, Jacobo Timerman, Osvaldo Papaleo y Juan Ramón Nazar. En su última declaración indagatoria, el capellán reconoció los itinerarios de visitas a los detenidos. Aunque no habló de centros clandestinos sino de “comisarías”, como lo hizo siempre, Von Wernich incluyó en las visitas a otros colegas de la Iglesia. “Eramos como veinte sacerdotes”, dijo y explicó que lo hacían por disposición del fallecido “monseñor (Antonio) Plaza”. Para avanzar con esta nueva línea de investigación, Corazza también libró una serie de oficios al Ejército y a la policía con un pedido de informes. Entre los destinatarios incluyó al Episcopado, a quien pidió información sobre los capellanes que se desempeñaron en esas condiciones durante la dictadura.