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Bergoglio quiere terminar con la influencia de Caselli y Aguer

El titular del Episcopado se entrevistó en Roma con el papa Benedicto XVI y le transmitió su preocupación por las últimas designaciones de obispos, de línea conservadora, realizadas por el Vaticano.

 Por Washington Uranga

El cardenal Jorge Bergoglio transmitió al Papa Benedicto XVI, según fuentes eclesiásticas, la preocupación del Episcopado argentino por el reciente nombramiento de obispos en diócesis claves, ninguno de los cuales figuraba en las ternas elevadas a Roma. Según estas mismas fuentes, Bergoglio también intercambió consideraciones sobre el caso de monseñor Antonio Baseotto, a quien el presidente Néstor Kirchner desconoció su autoridad y todavía resta definir quién lo sucederá en el cargo. Las fuentes vaticanas indicaron que la entrevista duró más de media hora y se realizó en la Biblioteca Privada Pontificia, aunque no aclaró si se concretó ayer o el miércoles.

Es un secreto a voces que en gran parte del Episcopado existe un profundo malestar por la influencia que tanto el ex embajador argentino en el Vaticano en tiempos de Carlos Menem, Esteban “Cacho” Caselli, como el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, han tenido en recientes designaciones de obispos a partir de la estrecha relación que ambos mantienen con el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Angelo Sodano.

Las mismas voces señalan que este ascendiente se notó últimamente en el nombramiento del obispo José Luis Mollaghan para suceder a Eduardo Mirás al frente del arzobispado de Rosario y en la designación de Fabriciano Sigampa para ocupar la vacante dejada en el arzobispado de Resistencia por Carmelo Giaquinta. Si bien el Papa es el último responsable del nombramiento de obispos en la Iglesia Católica, existe un proceso previo por el cual se consulta a los obispos sobre eventuales candidatos y con el resultado de esa ronda el nuncio apostólico (embajador del Vaticano) eleva una terna de nombres que normalmente se acuerda con las autoridades de la Conferencia Episcopal. Tanto en el caso de Rosario como en el de Resistencia, después que se elevaron las ternas respectivas, desde el Vaticano llegó la “sugerencia” de incorporar un cuarto nombre en la lista de postulantes. Tales sugerencias llevaban en este caso nombre y apellido. Llegado el momento, los designados por el Papa resultaron ser precisamente aquellos que Roma había propuesto agregar “para ampliar las posibilidades de opción que le ofrecemos al Santo Padre”.

Varios obispos ven detrás de esta maniobra la mano y la influencia de Caselli y de Aguer actuando en coordinación con el poderoso Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Angelo Sodano. Este último, virtual segundo dentro de la jerarquía de la Iglesia Católica, cumplía esas mismas funciones durante el pontificado de Juan Pablo II y fue ratificado luego por Benedicto XVI. Durante su gobierno, Carlos Menem estableció una alianza casi indestructible con un grupo de obispos conservadores encabezados por el entonces cardenal de Buenos Aires, Antonio Quarracino. En ese tiempo Sodano siempre se prestó a los pedidos de Menem a cambio del apoyo incondicional del gobierno argentino a las posiciones de la Iglesia en los foros internacionales en temas generalmente muy conflictivos como los vinculados con el aborto, la familia y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

En todos los casos el intermediario de esta relación fue Caselli, primero como Secretario de Culto y luego como embajador en el Vaticano. Por otra parte se sabe que el propio Caselli tiene vínculos económicos y comerciales con la familia del cardenal Sodano. Benedicto XVI está próximo a generar cambios en la curia romana y la opinión de Bergoglio tiene mucho peso ante el Papa. En ese sentido lo que pueda opinar el cardenal de Buenos Aires sobre Sodano puede resultar de mucha importancia para las decisiones que adopte el pontífice.

Primero a Eduardo Mirás y ahora a Jorge Bergoglio como presidentes de la Conferencia Episcopal les ha tocado sufrir las interferencias de los sectores más conservadores respecto de la designación de obispos. “Nos quieren cambiar el perfil del Episcopado imponiendo el nombramiento deobispos conservadores”, confió en reserva un miembro de la jerarquía consultado al respecto. En este sentido, las mismas fuentes recuerdan que también Antonio Baseotto, el obispo castrense que ha sido fuente de divergencias entre el Gobierno y el Episcopado, resultó designado mediante una estratagema similar a la que ahora se adoptó en Rosario y Resistencia.

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El cardenal Jorge Bergoglio viajó al Vaticano con la intención de ver a Benedicto XVI.
 
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