El director general del SAME, Germán Fernández, defendió ayer el operativo de emergencia que se montó la noche de la tragedia de República Cromañón al declarar en el juicio político que se le sigue a Aníbal Ibarra y aseguró que la mayoría de las víctimas fatales no podían ser salvadas. En la décima jornada del proceso que se está desarrollando en la Legislatura porteña no todo fue, sin embargo, a favor del suspendido jefe de Gobierno: también declaró como testigo el ex defensor adjunto del Pueblo Atilio Alimena, y en su caso insistió en remarcar que le había advertido a Ibarra su preocupación por las situaciones de riesgo que se presentaban en los boliches bailables.

Como ya es habitual, la sesión de la Sala Juzgadora empezó más tarde de lo previsto, porque sólo cinco de los quince legisladores que la integran estaban presentes en el recinto a la hora fijada, lo que obligó a un enojado juez Julio Maier a postergar la audiencia. Aun cuando fue mayor que otros días, la demora no alteró el cronograma pautado porque más de uno de los testigos convocados faltó a la cita. Los grandes ausentes fueron la subsecretaria de Control Comunal en el momento de la tragedia, Fabiana Fiszbin, y el ex secretario de Salud Alfredo Stern.

Los legisladores tampoco tendrán posibilidad de interrogar hoy al ministro del Interior, Aníbal Fernández, quien ya adelantó que no se presentará en la Legislatura. “No he sido citado como corresponde”, aclaró Fernández, quien en su momento sí prestó testimonio ante la Comisión Investigadora de Cromañón, y precisó que “me mandaron una carta documento que desde el Ministerio del Interior, la tuvimos que rechazar para que no se cometiera un atropello sobre la institución”. Se presume que tampoco irá el ex secretario de Seguridad porteño Juan Carlos López.

La declaración de Fernández sobresalió entre las de otros testigos de la jornada, como el ex director médico del SAME o el ex director de Habilitaciones y Permisos Martín Schmukler, quien ratificó que el local que ocupó Cromañón fue revisado cuatro veces mientras se llamaba El reventón. Fernández explicó el operativo de emergencia que se desplegó una vez desatada la tragedia y mantuvo varios contrapuntos con los fiscales Jorge Enríquez y Jorge San Martino.

En su defensa de lo hecho por el SAME, Fernández buscó “despejar varios mitos”, como la inexistencia de una clasificación para los heridos y la eventual aplicación de “antídoto” contra la intoxicación que los había afectado. “Todos fueron rojos”, señaló el funcionario en alusión a la gravísima intoxicación que presentaban y destacó que, según un informe del Cuerpo Médico Forense, “la mayoría de las víctimas era imposible que sean salvadas” por el daño que tenían sus vías respiratorias.

Alimena, por su parte, insistió en que había alertado a Ibarra sobre el riesgo en los boliches. “En una oportunidad en que Ibarra visitó las instalaciones de la defensoría, le dije que me preocupaban los locales bailables”, relató. La defensa del jefe de Gobierno relativizó su testimonio y apuntó que eso no fue más que “un comentario al pasar”.