EL PAíS › HABLAN LOS DIPUTADOS SERGIO ACEVEDO Y RICARDO FALU

“Duhalde también necesita una Corte Suprema adicta”

Son los principales impulsores del juicio político a la Corte dentro del bloque justicialista. También de la caducidad de todos los mandatos para oxigenar la clase política. Por eso lograron una extraña alianza de duhaldistas y menemistas en su contra y hasta se habla de fracturas.

Por Felipe Yapur y Eduardo Tagliaferro

El juicio político a la Corte Suprema, impulsado en su momento por Eduardo Duhalde, se convirtió en una cuña que abrió una grieta en el PJ y pone en peligro la unidad del bloque de diputados. La acusación contra los supremos todavía no se votó en la Cámara baja, pero ya agudizó las diferencias internas y terminó por acercar a antiguos enemigos íntimos contra aquellos que promueven el juicio, como los diputados Sergio Acevedo y Ricardo Falú. Ambos denuncian la existencia de un pacto entre el menemismo y el duhaldismo para frenar el juicio. Sostienen que los dos sectores pretenden ocultar las pruebas que acusan a los que “permitieron un proceso de exclusión social y de acumulación del poder y de la riqueza en pocas manos. Esta Corte estuvo al servicio de los poderosos y nunca defendió los derechos y las garantías ciudadanas”. Ambos pronostican que de fracasar el juicio “el justicialismo pagará cara la derrota”.
–¿El juicio a la Corte corre peligro?
Sergio Acevedo: –Hoy no están los dos tercios para aprobar la acusación ante el Senado. Desde el vamos hay ciertos sectores, identificados dentro del menemismo, que se opusieron al enjuiciamiento y a la labor de la comisión. Además emitieron un dictamen en ese sentido. Posteriormente, a ellos se le sumó la voluntad de Duhalde para que esto no prospere. Eso que cuando se discutió en el bloque se llegó a la conclusión de que se estaba frente a un enemigo político por lo que, o se los vencía o la derrota se pagaba cara. Como el tema excedía el marco del peronismo, nosotros decidimos conformar un bloque institucional. Fundamentalmente buscamos no ser instrumentos de alguna maniobra política, darles transparencia a nuestros actos y garantizar el derecho de la legítima defensa y el debido proceso. Así llegamos al dictamen que fue firmado por 20 sobre 28 integrantes de la comisión.
–No es menor que dos de las principales líneas del peronismo se opongan a la sanción a la Corte.
S.A.: –Esto demuestra el autismo con el que la dirigencia política se maneja frente a las demandas de la sociedad. Así como hay un pedido muy fuerte de relegitimación de los poderes públicos, encarnados en el Ejecutivo y en el Legislativo, la sociedad también lo reclama para la cabeza del Poder Judicial.
Ricardo Falú: –En mi caso la demanda social actúa como un elemento secundario, ya que esa demanda también nos cuestiona a nosotros. Entonces, en primer lugar puse las constancias objetivas que había en cada uno de los expedientes. Con transparencia, con un alto sentido de la responsabilidad, con equidistancia aun para excusarse, ya que no estamos llevando adelante ningún rol de perseguidor, sino de la legalidad que debe tener una acusación. Cada uno de los cargos tiene sobrados elementos de prueba. Acumuladas cada una de las causas, la posición de la Corte es indefendible.
–¿Entonces por qué Duhalde dio marcha atrás con el juicio?
R.F.: –Consideramos que hay un pacto por los signos políticos. Un signo es que quienes hablaban de la Corte en términos de enemigo, empezaron luego a disminuir su presencia en las comisiones y las reuniones en las que se analizaba el tema. Comenzaron a formular interrogantes como el de qué seguridad jurídica mostraba la Argentina frente al mundo con un juicio a la Corte. Luego el propio oficialismo empezó el vaciamiento del trabajo de la comisión al obstaculizar la publicación por escrito del dictamen. El tema entra en una zona de oscurantismo en el que los acusados no saben por qué lo son y se presenta la tarea de la comisión como una animosidad personal. La acusación no está basada en politiquería sino en pruebas, lo que no quieren es precisamente que se conozcan las pruebas.
S.A.: –Si bien la Corte tiene sometido al Gobierno, no es menos cierto que el Presidente necesita de ellos. En esta transición se tomaron medidasque necesitan de este tipo de Corte Suprema. ¿Cómo se explica la licuación de pasivos por 10 mil millones de dólares? Dato reconocido por el propio ministro Roberto Lavagna. ¿Cómo se explica que 5 mil personas hayan tomado en el sistema financiero créditos por 50 mil millones? Estamos hablando de decretos de necesidad y urgencia que facilitaron la licuación de pasivos. Necesitaban una Corte adicta. Así, el mismo tribunal que había sido calificado de enemigo, dejó de serlo. Esto demuestra la concepción que el Gobierno tiene del poder y de la sociedad. Cuando sobre el Poder Judicial se ponga el tema de la licuación de pasivos y las normas que se han dictado, algunas causas tendrían que evolucionar y es sabido que todo llega a la Corte. Además la Corte repite que hasta que no se resuelva el juicio político, no piensan fallar. El pacto es que el tema vaya al recinto y termine siendo rechazado.
–¿Ustedes piensan entonces que el duhaldismo volvió a ser socio del menemismo?
R.F.: –Circunstancialmente se han unido. Esta unión no se da sobre la superación de aspectos ideológicos del peronismo sino sobre intereses contrainstitucionales. Es un acuerdo que obviamente será transitorio, pero busca que sea funcional al poder. Porque en algún momento el Gobierno va a necesitar una mano judicial, no sólo de la Corte, sino también de algún juez inferior. El día que se agoten los intereses, cada uno volverá a buscar nuevos acuerdos que satisfagan sus intereses.
–La crítica contra ambos suele ser que sus actos responden, como es el caso de Acevedo, al proyecto político del gobernador Néstor Kirchner, que no es precisamente oficialista.
R.F.: –Los que no tienen la fuerza intelectual para rebatir el dictamen recurren a las descalificaciones de tipo personal. De última es legítimo ser out sider como yo, o pertenecer a una línea política como la de Kirchner. El debate es otro.
S.A.: –Lo que se ha analizado acá es la conducta de unos jueces que han permitido un proceso social de acumulación del poder y de la riqueza en pocas manos. Un proceso de exclusión. Esta Corte estuvo al servicio de los poderosos y nunca defendió los derechos y las garantías ciudadanas. Ni siquiera honraron su cargo con el cumplimiento de elementales deberes constitucionales. Han ocultado sus declaraciones juradas al punto de que la comisión no puede saber al día de hoy la evolución patrimonial de los nueve jueces del tribunal.
–Con su insistencia por el juicio a la Corte sus colegas del bloque los combaten. Y ahora mucho más desde que reclaman la caducidad de los mandatos electivos.
S.A.: –Es que creo que hay que cambiar las reglas de juego. Hay que cambiar las condiciones en las que se ejerce el control de los funcionarios públicos. Todos tienen que relegitimar sus mandatos, porque en verdad el sistema político ha colapsado. Estos actores no pueden resolver la crisis económica y social. Con la renovación pretendemos construir el marco para resolver esta crisis.
R.F.: –Para mí el juicio político y la caducidad de los mandatos son temas distintos. La caducidad es de raíz puramente política y aquí se expresa el descontento social. Se trata de saber si solamente tenemos un diploma que dice que representamos a nuestros electores o si los representamos más allá de lo formal. Objetados o no, tenemos que cumplir nuestro rol. En ese punto se inscribe el juicio a la Corte.
–Pero el bloque no se define. Los días corren y no hay posición.
R.F.: –De distintos sectores mantuvieron una actitud de total hostilidad contra quienes suscribimos esa iniciativa. Todo con el silencio de la mesa de conducción del bloque. El debate no se abrió para discutir la esencia del proyecto, sino para hostigarnos.
–¿Esto acelera la posibilidad de una fractura?
R.F.: –El bloque no es de ellos, ni de nosotros. El bloque es una institución, el bloque es peronista y yo no concibo al peronismo eludiendo una masa crítica superior al 90 por ciento de la sociedad. No me anticipo a hablar de fracturas o escisiones, pero hay que dar el debate. El peronismo es la ideología que está al lado de la gente. (Juan Domingo) Perón dijo que íbamos a estar unidos o dominados, y hoy estamos claramente dominados.
S.A.: –En el bloque del PJ conviven distintos proyectos. El menemismo con dolarización y ALCA, sectores que proponen volver a posiciones históricas en materia de relaciones internacionales y de recuperar resortes estratégicos de la economía. El PJ no puede definirse sólo por el pasado. Su debilidad política es no tener proyecto, no tener convicciones. R.F.: –El Congreso argentino se puso al lado del pueblo cubano y le pidió al Gobierno que no votara una condena contra Cuba. Acá hay una situación de anarquía ideológica por mero protagonismo de algunos funcionarios. Las llamadas célebres conductas, la lealtad al bloque. Acá comienzan las desviaciones, porque la lealtad no es con un cuerpo corporativo sino con el pueblo.

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