Viernes, 2 de junio de 2006 | Hoy
Después de la embestida del Gobierno en su contra, el ex ministro fue a un acto en la Bolsa de Comercio con parte de su antiguo equipo y con el diputado que promueve su candidatura.
Por David Cufré
En un momento quedó sólo, cruzado de brazos, con un centenar de personas delante, pero dándole la espalda. Todos miraban una pantalla y él estaba parado al fondo del salón. Era una imagen extraña porque lo habitual es verlo en el estrado, de frente al auditorio, y aquí estaba entre el público como uno más. Sobre todo era llamativo por tratarse del personaje político del día. Ocurrió ayer por la noche, en uno de los salones de la Bolsa de Comercio. Roberto Lavagna fue allí para acompañar a su ex portavoz Armando Torres en la presentación de un libro. El ex ministro saludó a los empresarios presentes y eludió las preguntas sobre su candidatura a Presidente. A su lado, el diputado Jorge Sarghini decía que Lavagna “tiene muchísimo para aportarle al país”.
Sarghini, junto a Eduardo Camaño, Francisco De Narváez y Juan José Alvarez, salidos del riñón del duhaldismo, impulsan la candidatura de Lavagna para 2007 en alianza con el alfonsinismo. Las versiones de ese armado político empezaron a arreciar hace diez días, cuando el ex ministro almorzó con ese grupo, sabiendo del impacto que tendría la reunión en el Gobierno. Lo que siguió fueron declaraciones cada vez más críticas de Lavagna hacia el Poder Ejecutivo y una durísima respuesta, anteayer, de Felisa Miceli, Carlos Kunkel y Luis D’Elía. Lo ubicaron como “referente de la oposición”.
Frente a esa embestida del oficialismo, Lavagna ayer mantuvo silencio. Dejó que hablaran Raúl Alfonsín y Sarghini. Y posó para la foto con el diputado en el evento de la Bolsa. Esa imagen, en este contexto, fue elocuente. “Como hombre público, con un prestigio bien ganado, Lavagna siente la obligación de participar de un debate de ideas”, lo interpretó Sarghini, en una improvisada rueda de prensa, cuando el ex ministro ya había partido. “Nos hemos encontrado con él porque tenemos coincidencias y una historia en común”, agregó, haciendo referencia a su etapa como secretario de Hacienda durante el gobierno de Duhalde.
El diputado, al igual que su nuevo líder, fue esquivo al referirse a las candidaturas. Frente a la pregunta concreta de si trabajará para que Lavagna sea presidente, contestó que “estoy convencido de que tiene muchísimo para aportarle al país”. “El tiempo y las circunstancias –se cubrió– dirán desde qué lugar.” Luego confirmó que en los próximos días habrá otras reuniones entre sus compañeros de El General (citados más arriba) y el ex jefe de Hacienda. “El presidente Kirchner está haciendo una cooptación de dirigentes de distintos partidos y ésa es su forma de construir. Nosotros tenemos otra: creemos que primero tenemos que hablar de ideas, plantear una agenda rica de temas y recién después pensar en hombres y listas”, insistió.
La presentación del libro de Torres corrió por cuenta del periodista Joaquín Morales Solá, quien elogió fervorosamente el espíritu emprendedor del empresario argentino y criticó los populismos latinoamericanos que “devalúan la democracia”. Lavagna lo escuchó desde el fondo del salón. Antes, habían estado conversando un buen rato, en una rueda a la que se sumaron Leonardo Madcur y Sebastián Palla, ex funcionarios de Economía del área de Finanzas. El libro se llama 65 empresas de capital nacional y los invitados eran sobre todo directores de relaciones públicas de esas compañías. No estaban en el salón las habituales figuras del empresariado. A Lavagna se lo veía relajado, sonriente, sin molestarse por los flashes constantes de las cámaras y la presencia periodística, aunque no hizo declaraciones.
Sarghini, en cambio, se prestó amigablemente a la conversación con la prensa. “No hay que poner el carro delante de los caballos”, repitió, cuando se le preguntó por las elecciones de 2007. Tampoco quiso abundar sobre las negociaciones con el alfonsinismo. Negó que hubiera existido una reunión con ese sector del radicalismo y tampoco con el socialismo, partido al que también se sindica como eventual integrante del frente que postularía a Lavagna. “Hoy nuestra tarea política es armar una línea del justicialismo no alineada al kirchnerismo. Después veremos cómo sigue. No descarto que podamos coincidir con el radicalismo y el socialismo, pero tampoco digo que vaya a ocurrir”, completó.
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