Jueves, 6 de julio de 2006 | Hoy
Así se defendió el ex fiscal del caso AMIA Eamon Mullen. Pero hay pruebas de que su compañero estaba al tanto de la maniobra.
Por Raúl Kollmann
El ex fiscal Eamon Mullen se defendió ayer en la causa por las irregularidades cometidas en el caso AMIA presentando un escrito ante el juez Ariel Lijo. Mullen sostuvo que los fiscales que actuaron en el caso –él mismo y su colega José Barbaccia– no sabían nada del pago ilegal al imputado Carlos Telleldín. El problema es que en el acta que se hizo el día del pago y el mismo día en que Telleldín declaró, figura que Barbaccia estaba presente en el juzgado cuando se recibió el llamado avisando que la esposa de Telleldín ya había cobrado el dinero. Mullen adujo que esa jornada fue muy larga, que el llamado seguramente se produjo en un momento en que no estaba Barbaccia y que fue un arreglo entre el juez Juan José Galeano y Telleldín. El ex fiscal también deslindó responsabilidades respecto de la privación ilegal de una testigo, Miriam Salinas, al sostener que el hecho se produjo en la vorágine de la causa y que él, como fiscal, no tenía poder para privar de libertad a nadie. O sea que también en este terreno depositó la responsabilidad en el juez Galeano.
Como viene ocurriendo con casi todos los imputados por las irregularidades en la investigación sobre el atentado contra la AMIA, Mullen presentó un escrito con sus argumentos de defensa, el juez Lijo lo recibió y no le hizo preguntas. Sucede que este expediente, que se inició en 2000, tiene no menos de 300 pruebas contra los imputados y el magistrado no necesita nueva información ni evidencia.
Mullen sostuvo que ni él ni su colega Barbaccia tuvieron nada que ver con el pago a Telleldín y hasta calificaron de “siniestra” la sentencia del Tribunal Oral 3 que absolvió a los policías y al propio Telleldín. “No tuvimos responsabilidad alguna en la decisión y concreción de la entrega dineraria a Telleldín. Tampoco tuvimos conocimiento directo de dicha circunstancia ni posibilidad de conocerlo, ya que el pago no surge del expediente y fue necesario el juicio oral y público para tomar real conciencia de lo ocurrido.” El fiscal aseguró que la operación del pago sólo fue conocida por la SIDE y por el juez.
En realidad, la prueba clave respecto de que los fiscales participaron de la operación del pago a Telleldín es que, supuestamente, Barbaccia estaba en el juzgado ese día. Los hombres de la SIDE le dieron el dinero a la esposa de Telleldín, Ana Boragni, y le entregaron un celular con el que, en ese mismo momento, se comunicó con otro agente de la SIDE ubicado en el juzgado de Galeano. El espía que estaba en la oficina del juez, Aníbal Molina Quiroga, le pasó el celular al propio Telleldín, éste verificó que el pago se hizo y de inmediato declaró contra los policías.
La imputación a los fiscales se basa en que Barbaccia presenció esa movida, de lo cual se deduce que los fiscales estaban al tanto del pago. Ayer Mullen negó esto y afirmó que las llamadas se deben haber hecho en algún momento en que Barbaccia había ido al baño o se había ausentado, pero que ellos, los fiscales, no sabían nada. El juez Lijo deberá confrontar esto con otras declaraciones y tal vez llame a Galeano a declarar sobre este punto.
La otra acusación tiene que ver con una testigo detenida, Miriam Salinas, a la que le adjudicaban una serie de delitos, incluyendo algún nivel de participación en el atentado. Pero sorpresivamente la sobreseyeron. El escrito de sobreseimiento se mezcló en forma insólita entre fotocopias de billetes de dólares secuestrados y, al día siguiente, Salinas apareció declarando contra Telleldín. El delito es privación ilegal de la libertad y coacción. Pero Mullen aseguró que no le consta la maniobra y que los fiscales no tenían facultades para hacer esa maniobra, las que estaban reservadas al juez Galeano.
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