“Es la primera vez que tenemos la posibilidad de participar.” “No podemos hablar de contenidos si el pibe tiene la panza vacía.” “La capacitación se debe construir en función de un proyecto de país.” Esas son algunas de las opiniones de los docentes, que aparecieron en la jornada de debate que recorrió todas las escuelas del país –en las que no hubo clase– sobre la Ley Nacional de Educación. Impulsado por el Ministerio de Educación y apoyado por los gremios (ver aparte), los maestros discutieron sobre el documento base, redactado por el ministerio. Tres docentes contaron a Página/12 cómo fue la discusión en distintas escuelas, en las que predominó la problemática social.

“Las maestras que somos lo bastante antiguas recordamos cómo se gestó la Ley Federal de Educación, que salió entre gallos y medianoche y para la que nunca se consultó a los maestros. Ahora sentimos que hay participación. Después veremos si sirvió”, explicó Elsa Chagra, maestra de la primaria Hipólito Yrigoyen, en San Telmo. Elsa tiene 61 años y 43 de docencia. Dio clase incluso durante los siete años que estuvo presa en la cárcel de Devoto en la dictadura. Allí alfabetizó a otras presas políticas, muchas de ellas campesinas.

La escuela en la que trabaja es de jornada completa. “La nuestra es una escuela con comedor, a la que vienen chicos de Dock Sud, La Boca y Barracas. Ahí hay muchos problemas y el docente no puede cubrirlos todos. En teoría todo es muy lindo; el asunto es estar con ellos. Nosotros nos planteamos que a nivel primario necesitamos de especialistas en la tarea docente, sobre todo desde el punto de vista psicológico. Imaginate que necesitamos un apoyo para atender toda la problemática que se presenta en las escuelas”, consideró Elsa.

“Escuchaba por la radio a los padres preocupados porque los hijos se pierden un día de clase, mientras los pibes de mi escuela preguntaban por el comedor. Son dos realidades muy diferentes”, graficó Luz Martínez, que participó de las discusiones en las tres escuelas en las que trabaja: en la Villa 14, la 20 de Retiro y en el barrio Rivadavia, donde se produjo el saqueo de las viviendas del Fonavi. “Muchos docentes se dedican a lo asistencial y no tanto a lo pedagógico: la pregunta es si el pibe comió o no. Y nadie te prepara para eso”, relató Martínez. “En una de las escuelas se hizo una comparación entre el proyecto de ley del Ejecutivo con el del ARI, que pide que el 6 del PBI sea ahora y no en el 2010”, dijo.

“Nosotros tuvimos algunas diferencias con el proyecto del Ejecutivo: por ejemplo, pensamos que es el Estado y no la familia el que debe ser el principal impulsor de la educación de los pibes. Ese proyecto tampoco dice que la enseñanza es laica. En esto hicimos énfasis en el debate”, explicó. “En el Bajo Flores, hay cinco mil chicos que quedaron fuera del sistema escolar. Se están dando clases en bibliotecas, donde están hacinados. Son realidades concretas, que la ley no contempla”, sostuvo Martínez.

“Hay urgencias en las escuelas, por lo que no hay espacios para la reflexión y el análisis. En esta zona donde hay mucha desigualdad económica, cuando se generan estos espacios se cuelan los temas que son urgentes”, analizó el maestro Claudio Altamirano, que participó en uno de los debates. “Los saberes de los pibes son otros hoy en día. La pregunta es cómo se están construyendo. La ley sirve como marco, pero ¿como trabajás con pibes que no tienen garantizado el derecho a la vida, al trabajo? El tema es la vulnerabilidad de los derechos: con el gatillo fácil o con el paco nos matan un pibe por semana, o los llevan por un camino errático, que termina en la cárcel”, concluyó.