A treinta años de su primera desaparición, durante la dictadura, organismos sociales y de derechos humanos de La Plata volvieron a exigir la aparición con vida de Jorge Julio López, testigo fundamental en el juicio al represor Miguel Etchecolatz. Por la tarde, una radio abierta organizada por la agrupación H.I.J.O.S. difundió las consignas “nulidad de los indultos, cárcel efectiva a los genocidas y desmantelamiento del aparato represivo”. Y cuando ya caía la noche los participantes de la multisectorial hicieron una “ronda por Julio” en la plaza San Martín de la capital provincial.

Mientras los militantes platenses armaban su manifestación, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, volvió a referirse al testigo desaparecido, al señalar que “está padeciendo una situación delicada por haberse animado” a dar su testimonio (ver aparte). Guadalupe Godoy, una de las abogadas de López, expresó su “alegría” por el reconocimiento del funcionario, pero destacó que “el ministro criticó la lentitud de la investigación provincial pero se tomó más de un mes para admitir esto”. Según la letrada, “el problema es que están preocupados por la interna y eso los paraliza”.

En la plaza ubicada frente a la gobernación estuvieron, además de H.I.J.O.S., la Asociación de ex Detenidos-Desaparecidos, las Madres de Plaza de Mayo, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos, Liberpueblo, Asociación Anahí, y demás miembros de Justicia Ya, junto a organizaciones políticas, sociales, centros de estudiantes y agrupaciones universitarias. En diálogo con Página/12, Godoy recordó que otra de las consignas del acto fue la exoneración de todos los policías que hayan revistado en centros clandestinos de detención.

Fue proyectado un video con la declaración de López en el juicio a Etchecolatz, las partes del alegato de este represor en las que dijo “están condenando a un hombre anciano, enfermo, sin poder y sin dinero” y cuando se dirigió al tribunal al expresarles que “son ustedes los que se condenan”. También pudo verse cuando el presidente del tribunal Carlos Rozansky argumentó respecto del delito de genocidio, marco en el cual actuó el represor sentenciado a reclusión perpetua, y en ese momento hubo llantos.

Ayer se cumplieron treinta años del día en que López fue secuestrado por una patota encabezada por Etchecolatz, ex jefe de Investigaciones de la policía bonaerense. El albañil de 77 años militaba en una Unidad Básica que respondía a Montoneros, y durante el juicio describió la presencia de su verdugo en la tortura. “Nos picanearon toda la noche. Etchecolatz no tenía compasión, él mismo iba y nos pateaba”, describió al referirse a quien fuera la mano derecha de Ramón Camps.