EL PAíS
Reutemann vio el “choque de trenes” en la interna
Así lo contó a Página/12 uno de sus principales operadores. La ilusión de volver en un pacto nacional. Marcha atrás en la renovación de mandatos.
Por Pablo Feldman
Desde Rosario
Las declaraciones de ayer de Eduardo Duhalde llevaron tranquilidad al fin de semana campestre de Carlos Reutemann. El viernes, el gobernador había declarado “tenemos que estar muy atentos porque la provincia se llenará de aviones, cualquier cosa hasta un Exocet”, advirtiendo sobre las “represalias que vamos a tener”. En su programa de Radio Nacional, Duhalde hizo referencia a la negativa a competir del santafesino afirmando que “se dijeron tantas pavadas, tantas macanas en los medios de comunicación... jamás se me ocurriría con ningún dirigente y yo no lo apuré ni nada por el estilo”. Simultáneamente, por otra radio porteña, el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, rechazó las acusaciones del Lole diciendo que “no tiene sentido profundizar en eso, Reutemann no ha tenido vocación de ser candidato, y yo no hago análisis contrafáctico, vamos a trabajar para adelante”.
Voluntariamente fuera de la interna, Reutemann la sigue por teléfono y a través de los medios. Amén de sus infructuosos esfuerzos por decir sin decir qué es ese “algo que vi y tal vez nunca diga”, el gobernador insistió ante los suyos con una figura que ya había empleado en 1999, cuando los congresales nacionales del PJ de Santa Fe se negaron a ingresar en el congreso partidario de Parque Norte armado por el menemismo para propiciar la re-relección de su jefe: “Van a chocar dos trenes de frente... yo me corro”, avisó el Lole desde un teléfono público en la banquina de una autopista francesa y preanunció “una catástrofe”.
“Esto mismo es lo que vio el Lole, una catástrofe provocada por la interna del PJ”, dijo a Página/12 un estrecho colaborador del gobernador. En realidad la “catástrofe” sobrevino el 10 de diciembre de ese mismo año cuando el peronismo perdió la elección con la Alianza. “Es un escenario repetido”, dijo la fuente que reconoció que como aquella vez, Reutemann tuvo la posibilidad de ser el candidato y también la desechó.
A la mugre de la interna –sospechada además de Reutemann por Adolfo Rodríguez Saá y Néstor Kirchner– se agrega la falta de previsibilidad en torno de la caducidad de los mandatos, circunstancia que hizo retroceder a Reutemann en su postura inicial, a tal punto que la reforma constitucional que mandó a la legislatura provincial entró en el laberinto de las comisiones en lugar del trámite “inmediato y favorable” que se había anunciado.
La explicación dentro del reutemismo se funda en que “hay 14 o 15 provincias que la pueden garantizar, tres que no se sabe qué va a pasar y otras tantas que la rechazan”, por lo tanto ya no se podría hablar del “que se vayan todos”. Pero la idea no está definitivamente abandonada, hay quienes proponen un plebiscito vinculante que calculan terminaría arrasando con la resistencia del menemismo que es el principal opositor a la revocatoria de mandatos. En este punto también se entromete la interna del PJ, que salvo el menemismo los demás sectores pronostican será “sucia”.
Después de escuchar decir “no” más de 40 veces a Reutemann, pensar que puede terminar diciendo “sí” supera los límites de la política para ingresar en la ficción. No obstante, hay quienes se ilusionan pensando que el “no” del Lole es la interna, y no a la posibilidad de ser presidente. Para sostener ese espejismo imaginan algo así como “un gran frente nacional” en el que PJ necesariamente debería estar, y del cual “la figura más expectante de la política argentina” debería formar parte, sostienen los reutemistas. Ese es el escenario que anhelan en el entorno del santafesino, a partir de las encuestas que avalaron la negativa a ser candidato en una proporción del 70 por ciento.
“¿Se puede pensar en un gobierno que no contenga a la única figura que hoy suma dentro del electorado en lugar de partirlo en dos?”, es lapregunta retórica que se hacen los operadores de Reutemann. Estos, en su afán de “volver a poner al tren en las vías”, rechazan la idea de que a su jefe le pueda suceder lo mismo que a Carlos “Chacho” Alvarez, quien alcanzó picos de altísima popularidad inmediatamente después de su renuncia y que hoy –en el mejor de los casos– ya nadie recuerda.