La designación del dirigente socialista bonaerense Ariel Basteiro en el directorio de la empresa Aerolíneas Argentinas planteó un interrogante hacia dentro y fuera del partido. Si bien no es el primero en desembarcar en alguna dependencia del gobierno nacional, ya que el ex secretario general del partido en la ciudad, Fernando Finvarb, desempeña funciones como defensor de los beneficiarios de las obras sociales en la Superintendencia de Servicios de Salud de la Nación (SUSS), el antecedente de la negativa a la Secretaría de Medio Ambiente a Héctor Polino abre interrogantes.

La llegada del gremialista Basteiro a la conducción de la ex aerolínea de bandera, privatizada durante la década menemista, no sería una sorpresa si no perteneciera al centenario Partido Socialista y si el ofrecimiento no se lo hubiera hecho el mismo presidente de la Nación, Néstor Kirchner. Y es una sorpresa porque en su política de concertación el gobierno nacional ya le había ofrecido anteriormente al ex diputado socialista Héctor Polino la Secretaría de Medio Ambiente, y la mesa nacional de conducción partidaria había tomado la decisión de no aceptar el ofrecimiento.

Como un gran abanico de posibilidades, a este panorama se sumó Finvarb, quien aceptó el cargo en el SUSS e instantáneamente recibió la amenaza de parte del titular del socialismo porteño, Roy Cortina, de terminar en el banquillo frente al tribunal de disciplina socialista para que midiera la posibilidad de ser sancionado con su expulsión.

De este panóptico interno surgió la palabra del actual secretario general del Partido Socialista, Oscar González, quien explicó que “la llegada de Ariel Basteiro a Aerolíneas la tomamos como algo absolutamente natural. El socialismo tiene una gran tradición en la gestión de organismos estatales destinados a la defensa de consumidores o usuarios”. Pero rápidamente aclara que “esto no implica que se lo tome como el desembarco del socialismo en el gobierno nacional. Nosotros vemos con agrado que se recupere el protagonismo estatal en sectores estratégicos como el transporte”.

Los mecanismos con los que se manejó la propuesta hecha a Basteiro difieren de los que marcaron el camino del ofrecimiento a Héctor Polino. “Por supuesto que en el partido ya estábamos enterados antes de que esto saldría en los medios y que, insisto, se lo tomó como algo independiente de la política partidaria”, aseguró González. Con el caso de Polino el acento estuvo puesto en la diferencia del cargo que estaba en pugna. “Aceptar el ingreso de Polino como secretario de Medio Ambiente era aceptar el ingreso del partido al gabinete nacional. Nosotros somos una organización política que no profesa ser anti k, ni pro K. Defendemos nuestra autonomía e independencia frente a cada hecho que se nos presenta”, afirmó el secretario general socialista.

El ex diputado nacional Héctor Polino, conocido por su defensa de los consumidores en su tarea parlamentaria, afirmó respetar “la decisión de Basteiro. El entiende que es una situación particular y respeto su punto de vista. Cuando recibí la propuesta de la Secretaría de Medio Ambiente, consideré que debía someter la decisión al partido. Yo estoy formado con una concepción orgánica, por eso también acaté la opinión final que se tomó”.

En el caso de Finvarb quien, a pesar de haber ejercido como alto dirigente partidario y fue diputado porteño por el partido, hoy está en un espacio más cercano al kirchnerismo. González estimó que “en primer lugar Fernando (Finvarb) no es dirigente del partido como sí lo son Basteiro y Polino. Y el cargo que aceptó tiene el mismo enfoque que el de Ariel, un ombudsman que representa a los usuarios de las obras sociales. No veo mal que un socialista sea elegido para este tipo de tareas”. El titular del socialismo porteño, Roy Cortina, promueve su comparecencia al tribunal de disciplina por inconducta, algo que Polino entiende como “un problema de Cortina. Yo no lo considero como una situación problemática para el partido”.

Informe: Julián Bruschtein.