Asumió ayer formalmente en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) Leonardo Franco, el primer argentino en integrar el tribunal creado en 1979 por la Organización de Estados Americanos (OEA). Franco tiene una extensa carrera como abogado de derechos humanos y actualmente se desempeñaba como subsecretario de Política Latinoamericana en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

La CIDH está compuesta por siete miembros y la preside el mexicano Sergio García Ramírez. Además de Franco, la componen los jueces Cecilia Medina Quiroga de Chile, Manuel Ventura Robles de Costa Rica, Diego García Sayán de Perú, Margaretta May Macaulay de Jamaica y Rhadys Iris Abreu Blondet de la República Dominicana. El jurista argentino había sido elegido casi por unanimidad en junio del año pasado, al contar con el apoyo de 22 de los 24 participantes de la votación durante la XXXVI Asamblea General de la OEA, realizada en la ciudad de Santo Domingo, capital de la República Dominicana.

El período ordinario de sesiones que comenzó ayer y se extenderá hasta el 3 de febrero tratará, entre otros casos, el de un ciudadano argentino, Juan Francisco Bueno Alves. La demanda contra el Estado nacional es por presuntos actos de tortura cometidos en 1988 cuando Alves estaba bajo custodia de la policía.

Franco terminó sus estudios de abogacía en 1965 en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y continuó su formación fuera del país en las universidades de Helsinki, Islandia; Madrid, España; Ginebra, Suiza; y Oxford, Inglaterra. Cuando se produjo el golpe militar de 1976, debió partir al exilio. El destierro político y el asilo lo acercaron a la militancia en derechos humanos. La experiencia que adquirió, acompañada por su carrera, lo llevó a ser director del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), y entre 1992 y 1994 estuvo a cargo del área de Protección Internacional del Acnur, donde intervino en el conflicto armado que desbarató la ex Yugoslavia.