EL PAíS › PROBLEMAS EN LA CAMPAÑA DE ELISA CARRIO Y EL ARI
Los temores y las carencias
La líder del ARI no recibe aportes de empresas y no tiene dinero para afrontar la campaña. Aún no conformó un comando electoral y, para colmo, se estancó en las encuestas. Cambio de adversario.
Ha decidido no aceptar contribuciones de empresas y sólo cuenta con el aporte estatal de un millón de pesos, de los cuales la mitad se gastarán en la impresión de las boletas. No ha designado un comando de campaña, no tiene encuestas propias ni asesores de imagen y financia con sus ingresos las visitas al interior. Dedicada de lleno a su candidatura presidencial, la diputada Elisa Carrió ya está sufriendo la decisión de hacer una campaña atípica. Para colmo, en el ARI reconocen en voz baja que la intención de voto de su líder tocó techo y que en el horizonte asoma un nuevo –y más peligroso– adversario: en lugar de Carlos Menem, el puntano Adolfo Rodríguez Saá.
Una de las principales preocupaciones es la de los fiscales. En los cálculos del ARI, para monitorear las elecciones nacionales de marzo se requerirán unos 80 mil. Reunirlos en tan poco tiempo y brindarles la formación mínima para que puedan pelear de igual a igual con los experimentados militantes de los partidos tradicionales es una tarea titánica pero imprescindible.
El ex diputado del PJ de Entre Ríos Juan Domingo Zaccarías fue designado por Carrió al frente del Comité de Fiscalización Nacional del ARI. Rafael “Balito” Romá es el encargado de organizar el asunto en la provincia de Buenos Aires, donde se requieren unos 20 mil fiscales. La semana pasada se realizó la primera reunión.
Aunque nadie lo dice en voz alta, el acercamiento de Carrió a Víctor De Gennaro no sólo se explica por las coincidencias ideológicas o el trabajo conjunto en la próxima consulta del Frenapo: la CTA, la poderosa central alternativa que lidera el jefe de los estatales, cuenta con una estructura importante desplegada en todo el país. No habrá una alianza con el ARI, porque dentro de la CTA conviven diferentes visiones políticas, pero el apoyo informal podría ayudar a suplir los déficit estructurales del partido de Carrió.
El problema, claro, es la falta de fondos. Por decisión de Carrió, el ARI no acepta donaciones de empresas y sólo recibe contribuciones de personas, cuyos nombres se harán públicos, con un límite de mil pesos cada una.
Con estas restricciones, la candidata sólo cuenta con los fondos que el Estado aporta a los partidos antes de cada campaña, y que se calculan a razón de un peso por voto: un millón de pesos –equivalente a los votos en los comicios del 2001– es muy poco para una campaña en serio a nivel nacional. “No nos alcanza para nada: 500 mil se van sólo en boletas”, se queja un diputado cercano a Carrió.
A las dificultades de origen se suman otras, derivadas de algunas decisiones de la diputada chaqueña. Dos semanas atrás, José Vitar, líder de los diputados del Frente Grande que se unieron al ARI y uno de las pocas personas a las que Carrió escucha con atención, visitó a la chaqueña en su departamento de Barrio Norte y le propuso inaugurar un comando de campaña.
En los planes de Vitar, el comité centralizaría los escasos recursos del ARI y se encargaría de resolver una serie de cuestiones clave, como la organización de las giras al interior, el manejo de los fondos y la relación con los medios. Los aspectos políticos y estratégicos seguirían en manos de Carrió. Sin embargo, la diputada rechazó la propuesta con el argumento de que sólo contribuiría a confundir las cosas. “Mejor lo dejamos así”, ordenó.
Sin estructura, sin recursos, sin comité de campaña y sin asesores (ver recuadro), Carrió enfrenta las dificultades de una campaña en la que el peronismo parte con todas las ventajas. Cerca de la diputada confían en que su capacidad de comunicación alcanzará para suplir el resto de las desventajas. “Para llegar al electorado natural del ARI, urbano, de clase media, desencantado con la clase política, lo más importante es la presencia mediática. Y Lilita en eso es insuperable, sobre todo en la televisión”, sostienen.
A pesar de la confianza depositada en Carrió, algunos dirigentes del ARI reconocen, a condición de resguardar el anonimato, que en los últimos dos meses el crecimiento de su candidata se ha detenido, y que algunas encuestas registran incluso una pequeña disminución en su intención de voto. “No es para volverse locos, porque en la mayoría de las encuestas seguimos primeros, pero es algo a tener en cuenta”, admitió frente a este diario una fuente del ARI.
En simultáneo con el estancamiento se ha producido un cambio importante en el enfoque político de la líder del ARI. Después de asegurar –y hasta fomentar– un escenario de creciente polarización con Carlos Menem, Carrió cree ahora que la disputa final no será con el riojano sino con Rodríguez Saá. “Es la continuidad del menemismo cultural”, dijo esta semana en un reportaje con la revista 3puntos.
Enojados, cerca de Carrió aseguran que el ex gobernador de San Luis incorporó algunas banderas que eran ejes esenciales de su discurso, como la renegociación de la deuda externa en el Tribunal Internacional de La Haya.
Convencida de que su llegada a la clase media está asegurada, Carrió cree que el verdadero desafío consiste en penetrar en los sectores populares, donde el puntano pisa fuerte. Por eso ha incrementado sus visitas a las barriadas más pobres y por eso, también, le ha pedido a Mario Cafiero que la acompañe: el fin de semana, por ejemplo, visitaron juntos Mendoza. Según cree Carrió, el carácter irremediablemente peronista del apellido del diputado puede ayudarla a pelear mano a mano con Rodríguez Saá los votos de los sectores bajos, donde podría definirse el resultado de los comicios de marzo.