Los carteles se sucedían en la Plaza del Congreso. Parecían un comité de bienvenida destinado a los indiferentes, a los incautos. Exhibían los rostros de Eva Perón y Ernesto Guevara acompañados por la frase “el amor y la fuerza del pueblo”. Los afiches eran parte de la escenografía montada por los movimientos kirchneristas por el aniversario de la muerte de Evita. Organizado por la Federación de Tierra y Vivienda (FTV) y con invitados de otras agrupaciones, el acto se anticipó por pocas horas al homenaje oficial a Eva que se realizó en Berazategui. Mientras Néstor y Cristina Kirchner se dirigían al sur del conurbano, Luis D’Elía leía una carta pública dirigida al Presidente. D’Elía alabó a Kirchner (“el mejor presidente argentino de los últimos cincuenta años”), advirtió sobre la subsistencia de altos índices de pobreza e indigencia y exigió renovación política y una mayor distribución de la riqueza.

Un dato saliente fue la cantidad de veces que se mencionó a Irán. Dos días después de que la Cancillería israelí expresara su preocupación por la creciente influencia de la República Islámica en América latina, D’Elía dijo que en el mundo se está dando una “disputa entre el frente antiimperialista mundial, que encabezan Venezuela e Irán, y el eje que propone la dominación económica, la guerra y el terror”. Según el fundador de la FTV, ese eje está integrado por “Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel” y busca “demonizar a la República Islámica de Irán para aislarla internacionalmente, hacer que se la denuncie ante las Naciones Unidas, lograr sanciones del Consejo de Seguridad y habilitar a la séptima flota de la marina norteamericana a iniciar la invasión a esa nación”.

En el palco montado de espaldas al Monumento a los Dos Congresos y de frente al edificio del Parlamento se ubicaron el cura Luis Farinello y los dirigentes Humberto Tumini (Libres del Sur), Pedro Wasiejko (secretario adjunto de la CTA), Fredy Mariño (Corriente Clasista y Combativa), Hugo Gómez (Frente Transversal), Gastón Harispe (Octubres), Daniel Rodríguez (MP 29) y José “Chapu” Urreli (de una fracción del Movimiento Territorial de Liberación, ligado al Partido Comunista). La multitud que se concentró sobre la avenida Entre Ríos respondía a la FTV que lidera D’Elía. También se vieron banderas del MP 29 y de varios MTD escindidos de lo que supo ser la Aníbal Verón. Más tarde apareció una bandera que postulaba a Rubén Ledesma, del gremio mercantil, como candidato a intendente de La Matanza. Una de las presencias más aplaudidas fue la del concejal boliviano del MAS, Osvaldo “Chato” Peredo. Hermano de Inti y Coco, guerrilleros que lucharon junto al Che en Bolivia y que cayeron en combate, el concejal de Santa Cruz de la Sierra recordó que un hospital materno-infantil de esa ciudad supo llevar el nombre de Evita. “El hospital llevaba el nombre de Evita porque fue donado por ella. Luego la oligarquía de mi país le cambió el nombre. Son así, tratan de sepultar lo que es imposible de olvidar”, contó Peredo. Asiduo visitante de la Argentina, el dirigente del MAS se identificó políticamente como “evista” (sic) por Evo Morales y Eva Perón. Entre los oradores estuvo Abdul Karim Paz (antes conocido como Santiago Paz Bullrich), quien dedicó su discurso a replicar las acusaciones contra Teherán por el atentado a la AMIA. Residente en la ciudad iraní de Qom, donde estudian los religiosos chiítas, Karim Paz pidió al “pueblo argentino” que “no escuche una sola campana”. “Van a arrastrar a nuestro país a un extremo sin conocer la verdad”, advirtió. El mismo pedido le hizo “al gobierno actual y al que viene... Cristina, si Dios quiere”.

Antes del cierre, D’Elía leyó su carta de nueve páginas. Mientras sus simpatizantes soltaban globos y lo recibían con una batucada, D’Elía pidió atención a su lectura. “Esta carta resume lo que piensan muchos”, aseguró. Siguió un balance de la administración de Kirchner en el que intercaló luces y sombras. Sólo levantó la voz para denunciar la existencia de un “pacto en las sombras” conformado por “Eduardo Duhalde, la embajada norteamericana y grupos ligados al mundo de la comunicación”. “Quieren erosionar las bases de legitimidad de nuestro gobierno”, advirtió.