Sábado, 13 de octubre de 2007 | Hoy
EL PAíS › EL BOICOT A LA COMPRA DE TOMATES TERMINO EN CELEBRACION POR LA CAIDA DE PRECIOS
El kilo de tomates que hace una semana se vendía entre 15 y 18 pesos, ayer se consiguió entre 3 y 6. El Gobierno reconoció la efectividad de las medidas. Los organizadores de la huelga de compra advirtieron que si la próxima semana no bajan los precios de la papa y la calabaza, serán los próximos boicoteados.
Por David Cufré
La debilidad del consumidor en su relación individual con quienes le proveen de mercaderías se transformó por una vez en lo contrario. No fue por arte de magia, sino porque su unión invirtió la relación de fuerzas. El final de una semana de boicot al tomate fue con una fiesta: las asociaciones de consumidores que lo promovieron, junto a la cámara de supermercados de residentes chinos, celebraron que el precio del fruto retrocedió a entre tres y seis pesos el kilo, contra el rango de 14 a 18 pesos de la semana pasada. Pero la mayor alegría fue la comprobación de que una acción coordinada en repudio a una sucesión de abusos en la fijación de precios tiene poder transformador. Es un antecedente que quedará incorporado a la memoria colectiva.
De hecho, los mismos convocantes al tomatazo les darán una semana a los sectores vinculados con la producción y venta de papa y calabaza para que las bajen de precio. De lo contrario, el próximo boicot será a esos productos. “No puede ser que el kilo de papa cueste cuatro pesos y el de calabaza diez, cuando en marzo estaban a 50 centavos y un peso”, protestó Pedro Busetti, de la Asociación de Defensa de Usuarios y Consumidores (Deuco), en diálogo con Página/12. “La próxima semana nos reuniremos con todos los actores que intervienen en la comercialización de la papa y la calabaza para buscar una solución. Si no la hay, llamaremos a otra huelga de compra”, anticipó el dirigente.
El presidente Néstor Kirchner felicitó públicamente a los defensores de los consumidores por su tarea. Y reconoció que fue más contundente que las acciones desplegadas por el Gobierno para contener la inflación. “El boicot tuvo más eficacia y rapidez que el seguimiento de precios. Hay que felicitar a las asociaciones porque fueron exitosas”, concedió. “El reconocimiento es importante y lo agradecemos, pero con todo respeto, nos hubiera gustado que el Presidente nos hubiese recibido alguna vez para discutir cómo podemos hacer crecer el movimiento de los consumidores con la participación del Estado”, reprochó Busetti. “Siempre nos ignoraron y algún funcionario dijo que el que defiende a los consumidores es él. Así nos fue”, agregó, enojado.
El precio del tomate en el Mercado Central también marcó un notable retroceso. El tomate redondo de la mejor calidad se ofreció ayer a 1,90 peso el kilo, cuando hace tres días estaba a cinco pesos y la semana pasada tocó los ocho pesos. El chico de baja calidad se vendió a 0,90 centavos, contra 1,30 del día anterior. Lo mismo ocurrió con el perita, que quedó en 1,30 frente a los 2,10 de anteayer. Con estas caídas, operadores del Mercado se animaron a pronosticar que “el martes, tras el fin de semana largo, van a bajar más”.
El derrumbe de la demanda por el boicot de los consumidores y de la cámara de supermercados chinos, que agrupa a 2672 locales en la Capital Federal y el conurbano bonaerense, fue determinante para que se pincharan los precios. En forma simultánea, la producción viene creciendo. “Hace unos días empezamos a mandar más mercadería al mercado. Los cultivos se normalizaron en un 60 por ciento y creemos que la próxima semana se llegará al 80 por ciento”, comentó a este diario Jorge Duto, productor e ingeniero agrónomo que opera en Corrientes. La producción tomatera proviene en esta época del año de esa provincia, de Salta y de Jujuy. Según la versión de los productores, sus cosechas se vieron duramente afectadas por las heladas del invierno, situación que recién ahora empieza a superarse.
“En explotaciones que daban para mandar 1000 cajones al mercado se lograron sacar 70 u 80 cajones”, describió Duto. “La gente cree que el productor se llenó de plata con el tomate a 15 pesos, pero no fue así. La mejor muestra es que el Gobierno declaró que estábamos en zona de desastre”, indicó. El productor sostuvo que cuando el precio al consumidor llegó a 15 pesos, ellos recibían 5 pesos. “El canal comercializador se aprovechó de la situación”, acusó. La recomposición de la oferta debería tender a una caída todavía más marcada de los precios.
A pesar de su efectividad en este caso, desde las asociaciones de consumidores advirtieron que no se puede abusar del boicot. Es una herramienta que canalizó la indignación del público ante incrementos injustificados, pero la solución estructural a la escalada de precios corresponde al Gobierno. “Hagan algo en lo que podamos participar”, contó Busetti que le pedían las bases de su organización. Lo que también es claro es que la huelga de compra puede seguir creciendo como recurso. “En la medida en que el movimiento de usuarios sea más fuerte y logremos el apoyo de las centrales de trabajadores, de otros actores como en este caso fueron los supermercados chinos, y que el Estado intente promover este tipo de alianzas, los cambios pueden ser más profundos”, interpretó Busetti. La clave es que el consumidor deje de estar atomizado y se convierta en un actor social con peso propio.
El 10 por ciento más pobre de la población argentina vive con algo más de 11 pesos diarios, en tanto que existe medio millón de hogares que cuentan con casi 700 pesos al día para gastar, destacó un informe de la consultora CCR. El decil más bajo de la población, señaló el trabajo, triplicó sus ingresos entre 2002 y 2007, al pasar de 109 a 337 pesos mensuales. En la vereda opuesta, el salario promedio del 10 por ciento más rico, que era de 3461 pesos en 2002, pasó a 6678 pesos, es decir que casi se duplicó.
Tomando en cuenta solamente el medio millón de hogares de mayores ingresos, el promedio mensual de lo que percibe alcanza a los 20.876 pesos. El consumo promedio de una familia de clase alta que tiene ese nivel de ingresos es de 14.321 pesos. Es decir, que ahorra 6555 pesos. Entre los consumos suntuarios que más aumentaron, el estudio destaca los autos de valores altos, televisores de plasma y viviendas lujosas.
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