El Gobierno sumó ayer a los almaceneros y dueños de autoservicios bonaerenses y a los distribuidores mayoristas de productos de consumo masivo a la campaña por “desinflar” las expectativas inflacionarias. Ambos sectores se comprometieron a rebajar un 7 por ciento el precio de un listado de productos que, en el caso de los mayoristas, darán a conocer el martes próximo. En tanto, las cadenas de hipermercados que acordaron el miércoles una rebaja del 5 por ciento sobre una amplia gama de productos básicos comenzaron a cumplir parcialmente con ese compromiso. Durante todo el fin de semana se espera que las cadenas exhiban en sus respectivos establecimientos los productos seleccionados para ser ofrecidos a un precio inferior al hasta entonces vigente.

El director ejecutivo de la Asociación de Supermercados Unidos, Juan Carlos Martínez, estimó que durante el fin de semana quedará definido el universo de productos que serán incluidos en las rebajas. En términos generales, el dirigente empresario señaló que ya han sido contemplados arroz, aceite, fideos, galletitas, enlatados, mayonesa, agua mineral, cerveza, algunas gaseosas, pañales, artículos de limpieza y tocador. Algunas cadenas, de acuerdo con su propia política comercial, incluyeron otros productos, indicó Martínez. “Ayer una de las cadenas tenía –entre los productos con descuento– salchichas, yogures y algunas frutas, y otra había incluido una línea de tapas de empanadas y pascualinas.”

Los distribuidores mayoristas sumaron ayer su respaldo. El martes próximo darán a conocer un listado de productos, también dentro de los rubros alimentos, bebidas y limpieza, que comercializarán con descuentos, en este caso, del 7 por ciento.

El presidente Néstor Kirchner agradeció a los empresarios “el gesto de responsabilidad (...), cuando se coordina administración con racionalidad y solidaridad se van encontrando respuestas que, a veces, parecen imposibles; es bueno que los argentinos vean que los empresarios están contribuyendo, con su responsabilidad, a la construcción y consolidación de estos nuevos tiempos”.

En abierta confrontación con quienes agitan la bandera de la inflación en plena campaña electoral, Kirchner respondió que “nosotros no decimos que no hay inflación, decimos que la inflación del Indec es la correcta. Tampoco decimos que hay control de precios; hay seguimiento de precios, que lo estamos haciendo muy bien, con gran colaboración de ustedes”.

La semana próxima, el Gobierno buscaría sentarse a conversar con fabricantes de otros rubros de consumo masivo y, probablemente, con la cámara de supermercadistas de origen chino. La política es seguir recogiendo adhesiones al propósito de planchar los precios por lo menos hasta el cambio de gobierno, el 10 de diciembre.

Fracasados los planes de congelamiento por vía de acuerdos, la alternativa en estas últimas semanas fue restarle presencia a la sensación de que los precios se habían desbocado. La desconfianza en el Indec, la acción de la oposición que tomó la inflación como bandera, más la escandalosa suba de algunos rubros alimentarios en particular abonaron esa sensación. Por ahora, el Gobierno está cosechando una buena base de adhesiones entre los integrantes de la cadena de precios. Falta ver si funciona tan eficientemente como el boicot.