“El olor que se pudo percibir durante quince minutos en el colegio de Fray Bentos se debió a ajustes en las calderas en la etapa de la puesta en marcha”, aclaró, presurosa, la pastera Botnia en un comunicado. Minimizando las náuseas y los mareos provocados el jueves en seis alumnas y la maestra de la Escuela 53 de la localidad uruguaya, desde la pastera volvieron a insistir con que las emanaciones de la planta “no generan ni generarán ningún impacto negativo en la salud de las personas”. En Gualeguaychú reaccionaron con manifiesta indignación: “Justifican lo injustificable. Si esto fuera normal, como ellos dicen, ¿por qué nunca dijeron nada antes?”, se preguntaba José Pouler, miembro de la Asamblea.

El comunicado distribuido desde la pastera explica que los damnificados “se recuperaron inmediatamente, una vez que el olor se disipó, sin necesidad de requerir asistencia médica”. Sin embargo, al médico Martín Alazard, del equipo técnico de la Asamblea, la respuesta no le alcanza: “Todo lo que altere el normal desenvolvimiento en el clima es, lisa y llanamente, contaminación. Y es también lesiva para la salud, porque si hay dolor de cabeza, sensación de vómitos e irritación de las mucosas, resulta evidente que no existe una armonía psicofísica”.

A modo de argumento, la empresa aseguró que “a partir del segundo mes se podrían percibir eventos de olor sólo algunos minutos durante las dos o tres paradas por mantenimiento que se realizan anualmente”.

En Gualeguaychú desconfían y hasta el obispo Jorge Lozano reconoció que “con los olores desagradables se vivieron momentos difíciles”. Para evaluar lo sucedido, los asambleístas destacan que ésta es sólo una etapa de pruebas. “Tenemos informaciones de que la planta no está funcionando con su máxima capacidad y que produjo sólo 1000 toneladas en diez días. No me quiero imaginar lo que ocurrirá cuando produzca 3000 diarias, que es lo que tienen previsto”, considera Alazard, quien asegura que muchos de los hechos que se fueron sucediendo en los últimos tiempos tienen que ver con la improvisación de la empresa, que aceleró el proceso para ganarle al dictamen de la Corte de La Haya. En este sentido, el bioquímico Carlos Goldaracena, miembro también del equipo técnico, explica: “En poco tiempo hubo ya tres hechos que nos alarman y preocupan. El primero fue un derrame de sulfuro que intoxicó a trece obreros de Botnia y a dos personas en Gualeguaychú. El segundo fue hace unas dos semanas, cuando dos personas de la Aduana se vieron afectadas por un olor de características ácidas. Y ayer, que nos enteramos de este triste episodio con las nenas de la escuela”.

Para hoy, los asambleístas tienen pensado realizar una nueva movilización hacia el puente General San Martín que une Gualeguaychú con Fray Bentos y que está bloqueado por el gobierno uruguayo en la cabecera oriental. La llamarán “el antorchazo” y la organización corre por cuenta de la Asamblea Juvenil ambientalista. “Creemos que cuando más trabaja la pastera es de noche. Por eso, nuestra intención es iluminar el puente con el fuego para demostrar que en la oscuridad seguimos en la lucha”, sostuvo Daiana Larrivey. El domingo, en otra acción de protesta, los manifestantes irán al balneario uruguayo de Las Cañas, ubicado a escasos metros de la pastera, ya que a Fray Bentos tienen, según Pouler, el acceso prohibido.