“Que se vaya Botnia”, fue el brindis repetido que se escuchó a las doce en punto. Lo pronunciaron los asambleístas entrerrianos para recibir este 2008. Y lo hicieron en familia, incluso acompañados por algunos ambientalistas uruguayos, compartiendo una cena “a la canasta”, fogones y fuegos artificiales. La fiesta del Año Nuevo los encontró en el paraje Arroyo Verde, donde desde hace más de doce meses mantienen el corte del puente que lleva a la localidad uruguaya de Fray Bentos, en rechazo a la pastera finlandesa. Mientras denunciaban nuevas emanaciones con mal olor, prometieron también nuevas protestas: “No vamos a bajar los brazos hasta que no logremos el objetivo final y que Botnia se retire de Fray Bentos”, dijo Juan Veronesi, uno de los asambleístas.

Sin embargo, para el final de 2007 se mantuvieron abiertos dos de los puentes internacionales, desde la noche del domingo, para permitir el paso de quienes querían celebrar al otro lado del río. El tránsito en los puentes Colón-Paysandú y Concordia-Salto se incrementó fuertemente, en especial durante el lunes. El que sí se mantuvo cerrado fue el cruce Gualeguaychú-Fray Bentos, tal como ocurre desde el 20 de noviembre de 2006. Apenas se permitió el paso de vehículos en emergencia y de personas que se avinieron a superar el piquete a pie.

“Fue una noche tranquila, donde las familias nos reunimos en diferentes fogones para esperar el 2008”, contó el asambleísta José Pouler. Los ambientalistas fueron acompañados por un grupo de representantes del Sindicato Argentino de Televisión y, como cierre de los festejos, hubo un baile protagonizado por artistas locales. “A la hora del brindis –dijo el mismo Pouler–, el mayor deseo fue que la pastera Botnia se vaya de la cuenca del río Uruguay.” En ese sentido, Juan Veronesi confirmó que éste será “un año de lucha, va a ser un año muy fuerte”, porque “no menguaremos (la protesta) en la ruta”.

Antes del brindis, los asambleístas de Gualeguaychú denunciaron que nuevamente se había percibido un fuerte olor en la zona, por el que responsabilizaron a Botnia y presentaron una denuncia ante la oficina de Control Ambiental de la municipalidad local. El “olor a coliflor hervido” invadió –de acuerdo con los asambleístas– desde el kilómetro 32 de la Ruta 136. “El olor era insoportable, tuvimos que cerrar las ventanillas de los automóviles, porque se tornaba imposible de respirar –dijo Susana Padín, secretaria de la asamblea ambiental–. Inmediatamente comenzamos a sentir irritación en la nariz y en la garganta. El olor duró aproximadamente dos horas.”