El gobierno estadounidense concedió ayer el placet para que Héctor Timerman asuma como embajador en Washington. La aceptación del nuevo representante diplomático es un paso hacia la normalización de la relación bilateral después del encontronazo entre ambos gobiernos por el caso Antonini Wilson, en donde el fiscal de la causa, Thomas Mulvihill, filtró una escucha telefónica de uno de los detenidos donde decía que el dinero tenía como objetivo “la campaña presidencial”, salpicando a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. En diálogo con Página/12, Timerman explicó que “el placet tiene sentido en la medida que la Argentina sea respetada como su presidenta, Cristina Fernández de Kirchner” y que el objetivo principal será “mejorar las relaciones comerciales y profundizar el diálogo político”.

–¿Qué significado adquiere la aceptación del placet en el marco en el que se encontraba la relación con los EE.UU.?

–Representa el comienzo de la normalización de las relaciones entre los dos países para así tener a los dos embajadores en funciones y con normalidad. Pero si bien la noticia hoy en día es el otorgamiento del plácet, no hay que perder de vista que el punto central de todo esto es el reconocimiento de EE.UU. sobre cuál es su posición con respecto al gobierno de Cristina Kirchner. Lo importante es que se haya manifestado el respeto que tiene el gobierno estadounidense por la investidura presidencial. Que el embajador de los Estados Unidos (Earl Anthony) Wayne haya pedido una reunión con la Presidenta y allí le haya expresado el respeto de su país fue un gesto importante para reencauzar las relaciones diplomáticas.

–¿En aquella reunión quedó zanjado el conflicto por el caso Antonini Wilson?

–Quedó claro que la Justicia de Estados Unidos debe ocuparse de los delitos de Estados Unidos y que la Justicia argentina debe ocuparse de los delitos argentinos. A partir de ahí se pueden llegar a reencauzar las relaciones diplomáticas entre los dos países, tal cual es nuestro deseo, donde podamos avanzar en todo aquello en lo que coincidimos y en lo que no, podamos charlarlo en la mesa.

–¿El cambio de embajador supone también un cambio en cuanto a la política bilateral a llevar adelante?

–Bueno, no son los embajadores los que deciden los objetivos a desarrollar, sino que tratamos de obtener los objetivos que fija el presidente de la República. En este sentido lo que se busca depende de la situación que atraviesa el país, no es lo mismo el país que recibió Néstor Kirchner en el 2003, como por ejemplo el problema de la deuda externa y del Fondo Monetario Internacional (FMI), que hacían que la política internacional estuviera condicionada por factores externos. En cambio ahora, el país que recibe Cristina Fernández en 2008 la situación nacional está mucho mejor y, por lo tanto, la política exterior puede avanzar en muchos aspectos que antes quedaban relegados.

–¿Cómo cuáles?

–Avanzar en la relación comercial es uno de los puntos centrales porque estamos un poco relegados en ese sentido. Es uno de los países con los que Argentina tiene un intercambio comercial deficitario. Y profundizar el diálogo político con todos los sectores de los Estados Unidos.

–¿Este año electoral para los EE.UU. influye en la relación con la Argentina?

–En principio esta elección (por las primarias) es un proceso interno de los Estado Unidos, porque las presidenciales son en noviembre. Pero igualmente nosotros tenemos buenas relaciones con gobiernos de distintos signos ideológicos. No nos afectan en lo más mínimo los resultados de las elecciones de hoy (por ayer) cualquiera sea su resultado. Conocemos perfectamente todos los diálogos de estos dos sectores para América latina. El tema nuestro es conseguir aumentar el comercio.