Rafael De Vito es uno de los poderosos de Pinamar, dueño de uno de los corralones más importantes en una ciudad donde el boom inmobiliario creció con los negocios de Alfredo Yabrán. Pero De Vito también hombrea bolsas de cemento cuando hace falta, como hombre de trabajo. En el Concejo Deliberante es presidente del cuerpo y sucederá a Roberto Porretti, si finalmente acepta la suspensión. También es una de las personas más miradas desde que el entorno del suspendido intendente apeló a la hipótesis de la teoría del complot político para defenderse. “Una cosa es lo que la Justicia está investigando y otra –explicó De Vito ayer– las falencias que hay dentro de la municipalidad; entonces no hablemos de volteos.” En esa línea, los diez concejales decidieron acompañarlo y firmaron un comunicado de prensa para desmentir la existencia de un golpe.

“Es el suspendido intendente quien desobedece la decisión unánime de los concejales elegidos por el voto popular, atrincherándose en el palacio municipal”, advirtieron. “Reiteramos que es voluntad y decisión del cuerpo evitar más tristezas y daños a nuestra comunidad y a nuestras instituciones, por lo que desmentimos que este Concejo o alguno de sus miembros se arroguen el derecho o pretendan llevar adelante el ‘asalto al poder’ o realizar golpes de ‘Estado institucionales’.” En ese contexto respondieron al complot: “Especialmente cuando no ha sido el Concejo ni ninguno de sus miembros quienes dieron origen al doloroso proceso que estamos viviendo”.