EL PAíS › UN LOBBISTA TRABAJA PARA LOS BANCOS Y PARA ECONOMIA

De los dos lados del mostrador

 Por Eduardo Tagliaferro

Luego de que el titular de ABA, Mario Vicens, reconociera que el sueldo de Carlos Bercún ascendía a 25 mil pesos mensuales, muchos se sorprendieron por la cifra. Más sorprendente aún es comprobar que quien asesora a los banqueros también está contratado por el Ministerio de Economía, para cumplir las mismas tareas. Bercún pone al tanto de la marcha de los proyectos parlamentarios más importantes a los funcionarios y a los financistas. Para ello cuenta con la ayuda de muy buenas amistades en el Senado. El sueldo que Bercún percibe del Estado asciende a los 12 mil pesos mensuales y hace tres meses logró que el secretario Legal y Técnico, de Economía, Eduardo Pérez, le renovara su contrato por el plazo de un año.
Bercún no es un desconocido para los hombres de Economía. Su función de nexo entre el ministerio y el Congreso se remonta a los primeros años del menemismo. Con Roque Fernández llegó a ocupar la Subsecretaría de Relaciones Institucionales. Con José Luis Machinea pasó a ser contratado. Sobrevivió a la gestión de Jorge Remes Lenicov. Ahora, con Roberto Lavagna, consiguió que su contrato fuera renovado.
Quienes conocen sus informes, cuentan que suelen ser trabajos de unas 40 carillas. En ellas hay información de la denominada calificada. Incluso obtiene algo que muchos periodistas no consiguen: las actas que reproducen el contenido de algunas reuniones de comisión. Muchas de éstas suelen ser reservadas incluso para los asesores de los senadores. Entre ellas se encuentran las de Presupuesto y las de la, siempre estratégica, comisión de seguimiento de las privatizaciones.
La respuesta de cómo obtiene esas actas, la entrega a este diario un destacado legislador del oficialismo: “Todos son amigos de Bercún”, afirma. Incluso va un poco más allá y reconoce que en la mayoría de las sesiones podía verse al lobbista por los pasillos de la Cámara alta.
Si bien las primeras amistades de Bercún en la política fueron las de Roque Fernández y Eduardo Menem, a poco de andar el financista supo cultivar el afecto de aquellos que suelen estar al frente de los temas económicamente más estratégicos. Así logró un trato privilegiado con Ricardo Branda, hoy director del Banco Central, con Carlos Verna, el pampeano que durante años presidió la comisión que tenía a su cargo el seguimiento de las privatizaciones, y con Augusto Alasino, eterno titular del bloque peronista que hoy disfruta de los amplios espacios de su casa de Concordia. Mucha agua ha corrido debajo del puente y entre las amistades que Bercún supo mostrar en su trayectoria, está la de Joaquín Alonso, ex director del Banco Nación, posterior funcionario de la SIDE con Hugo Anzorreguy y muy ligado a los hombres del menemismo. Entre ellos, la familia Yoma. Si los sucesivos cambios de gobierno, no desplazaron a Bercún de sus funciones en Economía, su amigo Alonso nunca dejó de transitar los pasillos del poder. Aun cuando el peronismo hubiera dejado el poder. Solía ser un asiduo visitante de Fernando de Santibañes en la SIDE. Banqueros, políticos, lobbistas y espías, faltan sólo los fideos.

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