La propuesta de Juan Pablo Cafiero como probable embajador en el Vaticano fue tomada en forma personal por la presidente CFK. El jefe de gabinete, Sergio Massa, había presentado al nuncio Adriano Bernardini a otro posible candidato: su asesor ad honorem Jorge O’Reilly, un joven empresario de bienes raíces de Tigre, quien contaba con la bendición del cardenal argentino Leonardo Sandri y de un ex ministro de Eduardo Duhalde y Carlos Rückauf. La idea de Massa era que el nuevo embajador acordara con la Santa Sede la normalización del Obispado Castrense, con la aceptación del candidato presentado por el nuncio, el obispo de Chascomús Carlos Malfa. La decisión presidencial, que Cafiero llevará a Roma, es negociar sin estridencias la disolución de ese Obispado, sin razón de ser en tiempos de paz en un país con la historia trágica de la Argentina.