- Llamada esperada. La Cancillería argentina y el equipo de relaciones exteriores de Barack Obama hacía días venían gestionando una comunicación entre el futuro presidente de Estados Unidos y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El martes por la tarde la Presidenta ya supo que de un momento a otro la iba a llamar Obama. Esperaban que no coincidiera con el momento en que Cristina Kirchner estuviera cenando con el presidente de Túnez, Zine El Abidine Ben Ali. Pero todo no se puede. Y el celular sonó justo en medio de la cena. La Presidenta se excusó ante el tunecino. “Entendió perfectamente la situación”, aseguraban en la comitiva argentina.

- Presidente omnipresente. Ben Ali gobierna Túnez desde el 7 de noviembre de 1987. Era el primer ministro del presidente Habib Bourguiba, que había asumido en 1957 tras la independencia tunecina como colonia francesa. Pero Ben Ali acusó a Bourguiba de senilidad y forzó su reemplazo por él. En consecuencia, la República Tunecina –tal el nombre oficial– tuvo sólo dos presidentes en medio siglo de país soberano. Ben Ali ganó todas las “elecciones” y “reelecciones” por alrededor del 99 por ciento de votos, lo que levanta lógicas sospechas en la comunidad internacional. El hombre, que impuso como feriado nacional el día de su asunción, está presente a cada paso en calles y edificios en cuadros, afiches o gigantescos carteles con su imagen sonriente.

- Urribarri feliz. Uno de los que más contentos se mostraba en la delegación argentina era el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri. En la gira lo están acompañando cuatro empresarios de su provincia, todos concretaron grandes negocios en Argelia y avanzaban con muchas expectativas en Túnez. Pertenecen a los rubros avícola, ganado vacuno y cítricos. Eso sí: que no le hablen de los celulares. Los que trajeron casi no le funcionaron ni en Argelia ni Túnez y eso le ocasionó fastidiosos trastornos.