EL PAíS
Las riesgosas consecuencias de un Estado ausente
Gustavo Palmieri *.
“Una solución no violenta”
“Este tipo de situaciones tiene que ver con la sensación de que las instituciones no sólo no resuelven los problemas de seguridad, sino que participan activamente en este tipo de redes de delincuencia. El problema es que hoy en día es difícil generar en la sociedad el apoyo para reformar las instituciones y generar espacios que tengan la capacidad para desarmar estas redes. Al no haber un actor capaz para resolver el tema, surge la acción directa y la violencia. Pero estas reacciones violentas no contribuyen a encontrar una solución, sino que agravan el problema. Por un lado, se les quita todavía más legitimidad a instituciones que podrían hacer algo. Por el otro, la capacidad de generar daño y violencia de estas redes de delincuencia es mayor que la de los vecinos que tratan de enfrentarlas. El desafío es ir creando desde la sociedad civil un lugar legitimado y capaz de desbaratar este tipo de redes ilegales. En este camino hay que ir buscando aliados puntuales del sector público, porque no todas las instituciones son cómplices. No debemos aceptar ninguna solución al conflicto que sea violenta. Porque si se acepta, el problema va a surgir cuando los vecinos, hartos de la inseguridad, salgan a quemar una villa o a golpear personas ante la sola sospecha de que sean delincuentes.”
* Director del Programa de Violencia Institucional y Seguridad Ciudadana del CELS.
Alejandra Vallespir *.
“Va a seguir pasando”
“Este tipo de cosas suceden a causa de la falta del Estado como mediador del conflicto y como quien debiera preservar las relaciones institucionales. Si el Estado no toma cartas en el asunto con la Policía Bonaerense, esto va a seguir pasando. Hace unos años se quemó a un violador de quien no se demostró jamás su culpabilidad porque lo mataron. Este tipo de hechos pasa por complicidad del Estado con la policía, institución que no está saneada. Las facultades que tendría que usar para prevenir el delito las usa para cometerlo. En un conflicto, la ausencia de la potestad del Estado para asegurar la interpretación de las leyes hace surgir la resolución por mano propia. El alto nivel de anomia de la sociedad se nota en el discurso de la mano dura. Hay una base autoritaria para que esto suceda. Esta no es la única reacción posible, ya que los vecinos podrían haber llevado la denuncia al juzgado. Al dejarlo en sus manos se aplica un castigo más grande que el delito cometido. El llamamiento a la mano dura, por el que ganó Carlos Ruckauf en la provincia de Buenos Aires, pivotea sobre una sociedad con fuertes rasgos fascistas que no se manifiestan recién ahora. En la resolución de los conflictos hay distintas estancias. Las instituciones están para mediar en estos conflictos. El argumento de que si me matan a un hijo los voy a matar es equivocado. Para eso está el Estado y su responsabilidad.”
* Socióloga especializada en criminología.
Alcira Daroqui *.
“Los pobres, sin derecho”
“No es común este tipo de hechos. No es un hecho aislado pero en algunas zonas esta situación se repite. Las personas que se sienten acosadas van a la policía y no encuentran respuesta, o les dicen que directamente hagan justicia por mano propia, los habilitan. Estas barriadas conflictivas se producen por la relación entre política y delito y por una respuesta judicial ausente. La gente recurre a la comisaría y a la prensa, pero la Justicia está ausente y los vecinos están desprovistos de protección. Es necesario replantear la relación de la policía con el delito. En ciertos conflictos en el barrio, la policía decide no intervenir y que se resuelva en forma interpersonal. Pero la policía interviene para habilitar la circulación de armas para hacer intimidación. Quemar la casa no es la forma de resolver el conflicto porque puede aparecer otro enclave a cuatro cuadras. Mientras no haya desde el Estado un análisis de la violencia, no sólo del delito, va a seguir la violencia interpersonal en los barrios que están acosados por grupos de delincuentes y policías. Hay muchos factores para que la asamblea barrial defina esta intervención. En los sectores pobres nadie se ocupa de la seguridad. El Estado habla de seguridad de las clases medias y altas. Pero esta gente no tiene derecho a tener seguridad y los dejan desnudos ante la única institución con la que tienen trato cotidiano, que es la policía. Parecen que los pobres no tienen derecho a la seguridad.”
* Socióloga investigadora del Instituto Gino Germani del Programa de Estudios de Control Social.
Ernesto Lopez *.
“Estado travestido”
“Este tipo de hechos se producen por la ausencia del Estado o, lo que es peor, un Estado travestido por lo que se supone una connivencia policial. Esto que está reñido con lo que debería ser la actuación de la policía, que está para cuidar a la gente y no extorsionarla y asociarse con delincuentes para asaltarla. Evidentemente, la población ya no confía en determinadas instituciones, no existe un ámbito donde los ciudadanos puedan procesar sus reclamos y obtener respuestas satisfactorias, y en consecuencia se produce esta reacción de la gente que toma decisiones por mano propia. El Estado debería dar protección y seguridad porque cuando se retira produce estas deformaciones de las instituciones, como la policía, y regresa la capacidad de la autodefensa de la gente. Como explicó Hobbes, si el contrato social que constituye el Estado desaparece, se produce una recapturación de los derechos cedidos por parte de las personas. Se vuelve al Estado de naturaleza. Cuando no se imparte justicia eficientemente, cuando la gente no encuentra un ámbito de contención a sus reclamos, estas situaciones tienden a repetirse. Lo que debe quedar claro es que si hubiera una mayor regularidad en el funcionamiento institucional no sucedería esta clase de incidentes”.
* Sociólogo.