Martes, 29 de septiembre de 2009 | Hoy
EL PAíS › TRABAJADORES Y ORGANIZACIONES SOCIALES MARCHARON A PLAZA DE MAYO
Con el apoyo de agrupaciones políticas y estudiantiles, empleados de Kraft se movilizaron para protestar contra el desalojo de la fábrica y por las condiciones de trabajo: “Ahora la planta es un verdadero estado de sitio”, denunciaron.
Por Alejandra Dandan
Por la tarima ya había pasado el primer delegado. “La mayoría de los despedidos son del turno noche”, arrancó Cristian cuando recibió el micrófono. “Ahora la planta es un verdadero estado de sitio –agregó–. Adentro está el cuerpo de infantería, la policía montada y la división perros. La policía entró a los vestuarios y reventó los posters de los trabajadores.”
El acto había comenzado minutos antes. La Plaza de Mayo cerraba un día de movilizaciones y protestas intensas contra la represión del viernes pasado sobre los obreros de Kraft, ex Terrabusi. Al lado de la Pirámide de Mayo, tapizada de leyendas en aerosol que decían “ni represión ni despidos”, se acomodaron las banderas de agrupaciones políticas y estudiantiles del centroizquierda. Durante el día, las protestas se habían sucedido desde temprano en la Pa-namericana, frente a la fábrica, pero se replicaron después, velozmente, en diversos puntos de la ciudad y la provincia (ver aparte). Sobre Corrientes y Callao, Congreso, Avenida de Mayo y 9 de Julio concentraron las columnas que llegaron a las siete de la tarde a la Rosada.
“Estoy acá para apoyar a los trabajadores por el abandono total de parte de los sindicatos, de parte del Estado nacional, de parte de la provincia”, dijo, a un costado de la Pirámide, Nora Cortiñas, mientras intentaba acercarse hasta la tarima. “Cuando esto empezó con un pedido de higiene por la Gripe A, tenía por objetivo un plan que era echar a los delegados de la fábrica y así hacer una política de ajuste, de más pobreza y más desocupación”. Cortiñas, de la Línea Fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, decía que no estaba sola, que por ahí estaba Mirta Baravalle, otra de las Madres, y que es “mentira eso que dijo el comisario el otro día, porque ningún organismo de derechos humanos estaba acordando la desocupación de la fábrica por la policía y con la represión”.
Al lado, Santiago, de la FUBA, la seguía con la vista. “Nosotros estamos acá para pedir la reincorporación de los despedidos, y si eso no cambia, vamos a empezar con toma en todas las facultades”. La lista de Santiago indicaba que para la toma están comprometidas las federaciones estudiantiles de La Plata, el Comahue y Patagonia. “El movimiento estudiantil se está sumando a esta lucha obrera estudiantil, empezamos recolectando dos pesos para el fondo de huelga, pero si no hay respuesta vamos por la acción directa y movilización.”
El avance de las columnas con banderas rojas y negras desde la Avenida de Mayo estaba flanqueado por poca policía. Un patrullero quedó estacionado en diagonal al Cabildo, una hilera de motocicletas se alineó a continuación y de fondo estaban los grupos más numerosos, tapados detrás de las vallas de protección a la Casa Rosada.
Entre los oradores, se oían las voces de los delegados de Kraft. Todos habían estado el viernes en la línea de fuego, y llevaban 38 días de huelga. César García es de la sección chocolate del turno tarde. Comparó la “política de ajuste” de la empresa con la que está desarrollando en toda Latinoamérica. “Quieren sacar el jardín maternal de la fábrica, el comedor, quieren turnos americanos y sacarse de encima a la comisión interna.” Como sucedió con los otros, no sólo apuntó contra los empresarios, si no también contra la intervención del Ministerio de Trabajo y el Gobierno. “Un gobierno que se dice nacional y popular y que está del lado de los trabajadores y de la gente pobre –dijo– fue muy blando con las patronales y muy duro con los trabajadores.”
Luego subió una delegada mujer. “Las compañeras son la gran mayoría de la fábrica”, explicó. “El viernes fuimos maltratadas, nos empezaron a golpear sin importar si éramos hombres o mujeres”. Mientras, “la Presidenta estaba abrazándose con los dueños de la fábrica y Scioli que hoy salió a pedir poner paños fríos, ¿por qué no los puso antes? ¡38 días estuvimos encerrados ahí adentro y nadie se acordó!”
Al costado, entonces, se escuchó: “¡Y esto recién empieza!”. Atrás, unos pibes desde arriba del vallado de la Pirámide de Mayo jugaban como a los caballos. “¡Loco!”, le dijo uno a otro. “¿Van a decir algo de las suspensiones?”. En el aire, se escuchó el “ohhhh, que se vayan todos, ohhhh, ohhh, ohhhh”. Las banderas del Partido Obrero y de la Corriente Clasista y Combativa a esa altura tapaban casi toda la Rosada. “¡Y esto recién empieza!”, se escuchó otra vez. “Hace mes y medio que no cobramos”, dijo la oradora. “Y estos represores nos robaron todo, que alguien se haga cargo”, gritó cada vez más alto.
En los alrededores de la plaza, mucha gente no sabía a qué se debía la protesta. “Pero ¿qué pasa?”, se escuchó al chofer de un taxi. “¿Salió un equipo campeón que hay tanto corte en la calle?”
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