Jueves, 3 de diciembre de 2009 | Hoy
EL PAíS › NORBERTO OYARBIDE PROCESó CON PRISIóN PREVENTIVA A JORGE PALACIOS
El juez consideró que el ex jefe de la Policía Metropolitana jugó un papel central en la organización dedicada a hacer espionaje ilegal. Decidió mantenerlo preso ante el riesgo de que entorpezca la pesquisa. Además, le impuso un embargo por diez mil pesos.
Por I. H. y R. K.
Jorge “Fino” Palacios, el hombre que Mauricio Macri había puesto al frente de la Policía Metropolitana por considerarlo el mejor policía, el más condecorado, a quien le confiaría la seguridad de su familia, fue procesado ayer con prisión preventiva por su papel central en una organización dedicada a hacer espionaje ilegal. El juez Norberto Oyarbide le imputó una participación directa en la pinchadura al celular de Sergio Burstein, integrante de Familiares de las Víctimas del Atentado a la AMIA, uno de los principales impulsores de su desplazamiento de la policía porteña por su relación con el encubrimiento del atentado a la mutual judía. Según fundamentó el magistrado, el comisario retirado tenía un interés personal en escuchar a Burstein y actuó en combinación con el ex policía Ciro James, quien se encargaba de llevar esta y otras intervenciones telefónicas a la práctica.
El caso de la escucha a Burstein originó la causa en la que ya se comprobaron otras nueve pinchaduras ilegales. Rápidamente se comprobó que el teléfono de Burstein había sido pinchado utilizando la estructura de la SIDE y aparecieron constancias de que James retiraba las grabaciones. Luego se supo que tenían un papel fundamental en el armado de toda la operación de espionaje. “James rendía cuentas a Palacios de todos y cada uno de sus actos”, dice el procesamiento.
“Si alguien podía tener interés en tener acceso a las conversaciones de Sergio Burstein, este era Jorge Alberto Palacios”, advierte el texto de Oyarbide, que recuerda que la escucha comenzó a ser gestionada el 6 de agosto, cuando Palacios aún era jefe de la Policía Metropolitana, pero peligraba su continuidad por los reclamos de la colectividad judía ante su inminente su procesamiento por encubrimiento del atentado a la AMIA, concretado en octubre. Esa medida, señala el magistrado, “podía significar el final de la carrera policial de Jorge Palacios”.
Oyarbide le imputa intercepción “indebida” de comunicaciones, introducción de datos falsos en un documento público e incumplimiento de los deberes de funcionario. Lo deja detenido porque, dice, su libertad podría poner “en riesgo la investigación”. Le traba, además, un embargo de 10 mil pesos. Las pruebas que enumera son:
- Palacios habla por teléfono con James en momentos claves del trámite de la escucha. “Se comunica con James para suministrarle el número” de Burstein para que lo “chequeara”, ejemplifica. Al rato, James llama desde su celular al del dirigente de Familiares. Según el juez, sin la participación del ex jefe policial, no había pinchadura. James también llama a Palacios cuando retira las grabaciones.
- Palacios alegó ante el juez que hablaba con James porque estaba tramitando su ingreso a la Metropolitana. Sin embargo, apunta el procesamiento, se llamaban en horarios “poco frecuentes para que un aspirante se comunique con el jefe de la fuerza”. Además, agrega, el encargado de reclutar el personal no era Palacios sino Eduardo Orueta.
- Desde diciembre de 2008, James y Palacios hablaron 192 veces. Los contactos se intensificaron en agosto último y en septiembre “con un exorbitante registro de 76 llamadas”. Son los meses de la escucha a Burstein. Y el “pico de llamadas” ocurre el mismo día en que se efectiviza la escucha, el 21 de septiembre.
- James hablaba con asiduidad utilizando las antenas próximas al edificio del Ministerio de Seguridad porteño, donde está la Policía Metropolitana, lo que hace suponer que estaba ahí. Esto para el magistrado “corrobora la soltura con la que Ciro james se manejaba en el ámbito del Ministerio de Justicia y Seguridad del Gobierno de la Ciudad y más precisamente con las por entonces autoridades de la aún embrionaria Policía Metropolitana”.
- Oyarbide dice que un “modus operandi” comparable al que James y Palacios usaron antes de pincharle el teléfono a Burstein fue el que pusieron en marcha con las líneas de la AMIA. El 8 de septiembre, mismo día que un juez de Misiones José Luis Rey firmó una de las órdenes de escuchas a Burstein, la dupla se comunicó las 9.29 de la mañana. Desde las 9.46, James llamó seis veces a la AMIA y luego volvió a llamar al Fino. Si bien no se constató aún una escucha, el juez señala como “llamativo el férreo interés por mantener un diálogo con la mutual judía”.
El juez destaca la relación estrecha que Palacios mantenía antes y después de su paso por la jefatura de la Metropolitana, con quien fue su sucesor, Osvaldo Chamorro, y con Roberto Ontivero. Los tres terminaron desplazados. Oyarbide no descartó “la eventual participación en los gravísimos hechos” de “particulares y/o funcionarios públicos de otras carteras”.
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