EL PAíS › MIGUEL PESCE, INTERINO

Al mando del BC

 Por Tomás Lukin

Martín Redrado fue removido por decreto de su cargo y Miguel Angel Pesce, hasta ayer segundo del Banco Central, fue designado presidente interino por el Poder Ejecutivo. Cristina Fernández de Kirchner aclaró que el economista estará a cargo de la autoridad monetaria hasta que asuma el nuevo titular. Amado Boudou, ministro de Economía, ratificó que Mario Blejer será el futuro responsable de la ejecución de la política monetaria y cambiaria. Pesce desembarcó en el Banco Central en 2004 cuando Redrado reemplazó a Alfonso Prat Gay. Su objetivo era ser director, pero terminó como segundo de la entidad. A lo largo de sus cinco años como vicepresidente defendió las políticas que llevó adelante el banco. Sin embargo, Pesce ayer se distanció de Redrado y se alineó con el discurso oficialista, ya que no respondía al ex presidente del Central.

Radical en sus orígenes, pasó por el Frepaso y estuvo cerca de Roberto Lavagna a comienzos de la posconvertibilidad. Su incorporación al oficialismo vino de la mano de Alberto Fernández. Cuando el ex jefe de Gabinete dejó el Gobierno, se relacionó con los funcionarios más cercanos a Néstor Kirchner: el secretario Legal y Técnico de la presidencia, Carlos Zannini; el secretario general, Oscar Parrilli, y el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido.

Dependiendo del trayecto político compartido, algunos allegados lo describen como un “keynesiano”, otros lo tildan de “neodesarrollista” y también están quienes lo señalan como un “neoliberal” y “ortodoxo”. En distintos documentos publicados por el Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), Pesce destaca el rol de la autoridad monetaria en la evolución macroeconómica de los últimos años, resaltando el proceso de acumulación de reservas y el manejo del tipo de cambio. Recientemente, en un seminario sobre la crisis financiera internacional organizado por el Cefidar, Pesce advirtió sobre “la necesidad de modificar la Carta Orgánica del Banco Central”.

El flamante presidente interino militó en el radicalismo desde su adolescencia y asesoró a sus legisladores a mediados de los ochenta. Fue convencional nacional de la UCR en la época del Pacto de Olivos, cercano a Federico Storani. Llegó al gobierno de la ciudad de Buenos Aires, primero como subsecretario de Gestión y Administración Financiera y después como segundo de la Secretaría de Hacienda, cuando Enrique Olivera fue el jefe de Gobierno. Cuando Aníbal Ibarra ocupó el cargo lo nombró titular de esa cartera donde intentó crear los patacones porteños. Con Lavagna como ministro de Economía de Kirchner desembarcó como representante de esa cartera en el Central. De allí, lo convocaron a incorporarse a la intervención federal en Santiago del Estero como responsable económico.

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