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“La convocatoria fue muy buena. Tuvimos más de ochocientos inscriptos, llenamos un montón de aulas”, dice entusiasmado Fernando “Pino” Solanas. La satisfacción por el resultado del encuentro de jóvenes de Proyecto Sur no le impide lanzar un dardo: “Fue un esfuerzo enorme, esto se hace sin ninguna billetera y ha venido gente de doce provincias, además de jóvenes de Buenos Aires, Bahía Blanca, Mar del Plata... Estamos en la tarea de la construcción de una gran fuerza nacional, y creemos que nuestra principal fuerza está en la juventud”, explica mano a mano con Página/12.

–Hace dos meses, en el campamento socialista en Córdoba, Hermes Binner dijo que usted y Luis Juez eran “personas importantes” y que estaban trabajando en una idea frentista. ¿Hubo avances en ese sentido?

–Hemos avanzado mucho, sólo hace falta recordar todas las movidas que hemos hecho con respecto a la necesidad de auditar la deuda externa y la denuncia de la posición hipócrita de sacar reservas para pagar deuda. El martes pasado realizamos una audiencia pública en el Congreso, un verdadero hito por la cantidad y la calidad de las personas que vinieron y hablaron. Y esto se hizo junto a Rubén Giustiniani y Margarita Stolbizer; es decir, con estas mismas fuerzas. Pero no hay todavía una alianza electoral. Preferimos comenzar con una agenda temática, tratando cada uno de los grandes temas de la agenda nacional.

–¿Cómo evalúa la posibilidad de sumar a Nuevo Encuentro y Martín Sabbatella a este armado?

–A Martín Sabbatella lo apreciamos porque ha demostrado ser un dirigente talentoso con su gestión de Morón, pero en este momento está formando parte del neokirchnerismo activo. No olvidemos que su socio es el socialista K Carlos Heller. Sabbatella ha conformado un espacio que es el espacio del kirchnerismo y del pankirchnerismo: el día que abandone ese espacio, lo recibiremos con afecto.

–¿Cuál es la opción que planeta Proyecto Sur para evitar ese ajuste?

–Nosotros decimos que no hace falta caer en más deuda para tapar los rojos fiscales. Los ingresos pueden salir de las rentas excepcionales que el Gobierno no cobra: el impuesto a las ganancias, la renta financiera, el juego, las mineras, las petroleras y una reposición del 100 por ciento de los aportes provisionales, que Cavallo redujo a la mitad en el ’93. Agarremos las letras del BCRA entregadas a los bancos por 48 mil millones de pesos, convirtámoslas en un bono público y que sean estos mismos bancos –que ganaron más de 50 por ciento en 2008– los que financien el rojo del presupuesto con un bono a diez años y tasa fija, en lugar de pedir deuda externa a altas tasas y en dólares.

Informe: F. P.