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Había 25 expositores, a la 1 de ayer, cuando se decidió que sus argumentos se agregarían a la versión taquigráfica de la sesión. Hasta las 2.30 hablaron los jefes de los distintos bloques, antes de pasar a la votación. En ese momento se oyeron discursos que derivaron en alegatos conmovedores, reformistas y hasta espirituales.

- Ricardo Cuccovillo (PS): “Muchos diputados y diputadas han avanzado sobre las cuestiones de los derechos y la igualdad. Yo me pregunto qué aporte puedo hacer. La verdad es que quiero avanzar en mi condición de padre de un hijo gay (...). Este hijo mío tiene los mismos derechos que el resto de la sociedad. Seguramente habrá muchos hijos, hermanos y padres que están en su misma situación. Cuando nos turnamos para cuidar a mi nieto, mi hijo mayor no piensa que el que irá a cuidarlo en los días que tenemos asignados es un tío gay que puede contagiar o deformar al niño. La verdad es que no siento que piense así”.

- Agustín Rossi (FpV): “¿Cuántos padres se niegan a reconocer que tienen hijos homosexuales? ¿Cómo les resolvemos el problema? ¿Marcándoles nuevamente que tienen hijos distintos, que tienen que meterlos dentro del placard nuevamente? La verdad es que me parece muy injusto, porque todos sabemos y nos damos cuenta de qué estamos hablando, porque en algún momento quizá los dogmas, las convicciones y el oscurantismo podrían haber tenido un peso. Pero ahora sabemos de qué se trata y la verdad es que tampoco es algo tan alejado. Viven con nosotros. Son hijos de nuestros amigos. Suben al ascensor con nosotros. Viven en el mismo departamento. ¿Por qué discriminarlos? ¿Por qué no ponerlos al frente de la situación? ¿Por qué no dar un ejemplo contundente y avanzar hacia adelante? No se puede cristalizar en situaciones de desigualdad cuando uno tiene la potencialidad de ir para adelante. Es así. No le den más vueltas”.

- Elisa Carrió (CC): “Mi bloque mayoritariamente votará el proyecto de la mayoría, y la miembro informante es una persona con una identidad sexual diferente y ya lo dijo. (...) Hay muchos gays en la Capital Federal porque son los hijos e hijas de las clases medias desprovistas del interior que vienen a la Capital para vivir en libertad. La humanidad debe pedir perdón. (...) La vida es diversa. Pero es mentira que se separa lo personal al votar, yo voto como cristiana, no puedo ir a la mañana al Santísimo y a la noche decir otra cosa. Si mi voto faltara para que esos derechos existan, con enorme dolor votaría afirmativamente. Creo en la separación de la Iglesia del Estado, y la palabra matrimonio no debería estar en el Código Civil”.