[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Quedarse en la Rosada el mayor tiempo posible es el principal sueño del duhaldismo. Si además hubiera aunque fuera una puertita que le permitiera volver por el voto popular, mejor aún. Ayer el hiperduhaldista Lorenzo Pepe puso sobre la mesa lo que los seguidores del caudillo de Lomas de Zamora vienen repitiendo hasta el cansancio: “(Eduardo) Duhalde se va el 25 de mayo pero para ser el candidato del justicialismo”. Claro que el sueño también tiene su pesadilla y se llama Carlos Menem.
“Nadie escapa a su destino”, repite Pepe hasta el cansancio. La frase conlleva implícito que el destino de Duhalde es ser candidato. O quizá su destino sea enfrentarse con Menem por el control del PJ y por añadidura luchar por el sillón presidencial.
Este diputado bonaerense, ex dirigente del gremio ferroviario, que supo acompañar todas las iniciativas duhaldistas y que exhibe entre sus pergaminos ser uno de los pocos, el otro es Eduardo Menem, legisladores que ocupan su banca ininterrumpidamente desde el retorno democrático en 1983, formuló sus declaraciones luego de reunirse en la Casa de Gobierno con el jefe de gabinete Alfredo Atanasof y antes de dirigirse hacia la quinta presidencial de Olivos. Allí lo esperaban los integrantes del denominado grupo comunicacional.
“Sus amigos trataremos de convencerlo para que sea candidato”, dice Pepe redoblando la apuesta. A él como a muchos de los seguidores de Duhalde les molestó la pirotecnia verbal de las principales espadas del menemismo. Así es que no duda en decir que “las declaraciones de personajes como Alberto Kohan, Eduardo Menem o Alejandra Oviedo al sugerir que a Duhalde no le da el cuero son similares a las Alejandro Agustín Lanusse cuando dijo que a Juan Domingo Perón no le daba el cuero”. El recordatorio remite a 1972, último año de la dictadura lanussita, momentos antes de la apertura electoral. En esos días los militares apostaban todas sus fichas al llamado Gran Acuerdo Nacional integrado por su propia descendencia y habían conminado a Perón a retornar de España en una fecha determinada para poder ser candidato. Por cierto que mucha agua ha pasado debajo del puente y el propio Pepe lo reconoce cuando dice que “no quiere comparar a Duhalde con Perón”.
Para el legislador la candidatura de Duhalde no haría más que sincerar las cosas, ya que afirma que en verdad el enfrentamiento es entre dos proyectos: “Uno que propicia el ALCA y la dolarización que lo tiene como exponente a Carlos Menem, y otro que promueve el Mercosur y la defensa de la moneda nacional y lo tiene a Duhalde como principal referente”.
Palabras más, palabras menos, ésas son por estos días las definiciones que entregan los principales laderos del Presidente. Para ellos la candidatura de Duhalde es una cuestión de tiempo y de presión. No por nada uno de sus principales espadas en Diputados, José María Díaz Bancalari, dijo hace unos pocos días que “hay cosas más importantes que la palabra empeñada”.
Frustrado en tiempo record el acuerdo firmado entre menemistas y duhaldistas para impulsar la ley de lemas, los principales laderos de Duhalde analizaban con él los futuros pasos políticos a dar. En este punto, los bonaerenses no ocultan que la Justicia podría declarar inconstitucional la convocatoria a elecciones para el 27 de abril. De esta manera podrían postergar los comicios y entonces sí, Duhalde podría retirarse para volver como candidato. Eso si no deciden que debe postularse igual para retornar a la Rosada después del 10 de diciembre, cuando concluye el mandato trunco de Fernando de la Rúa. Las variantes son infinitas, pero todas conducen al sillón de Rivadavia. Y no casualmente en todas siempre se cruza el patrón de Anillaco.