Martes, 24 de agosto de 2010 | Hoy
EL PAíS › LOS ESTUDIANTES ORGANIZAN COMISIONES PARA CUIDAR LA SEGURIDAD Y REALIZAR ACTIVIDADES
Las banderas y los carteles de protesta estudiantil continúan en trece colegios tomados de la ciudad en reclamo de mejoras edilicias y mayor presupuesto. Hoy se sumará la ocupación de los estudiantes del Mariano Moreno, de Almagro; el Nacional 17, en Caballito, y la escuela técnica Confederación Suiza, en Balvanera, en tanto que, en los próximos días, también lo hará el colegio Saavedra, del barrio del mismo nombre. La semana de protestas, que incluyó marchas y cortes, culminaría este jueves con una manifestación de la Coordinadora Unificada de Estudiantes Secundarios (CUES) hasta la Legislatura porteña en busca de respuestas por parte del gobierno. En la espera, entre rondas de mate, asambleas, festivales y otras actividades recreativas, los estudiantes resisten en las aulas: “No es cuestión de perder clases. Somos conscientes de lo que hacemos y el porqué”, aseguraron a Página/12.
“Bienvenidos a la toma”, anuncia un cartel en la entrada del Mariano Acosta, del barrio porteño de Balvanera, que ya lleva una semana ocupado por sus estudiantes bajo la consigna “mejoras edilicias y aumento de presupuesto y ejecución”.
Sus pasillos se transformaron en testigos de las actividades que los adolescentes llevan adelante durante la ocupación del edificio: “No lo tomamos para hacer fiestas, nuestro reclamo es que el colegio esté bien. Es triste ver que la educación pública se cae a pedazos”, dice Juan, delegado del centro de estudiantes del Acosta. Desde el Pellegrini, aseguraron que “es falsa la denuncia de que se han organizado fiestas con alcohol. Es un intento de desprestigiar la tomas”.
En diálogo con Página/12, los estudiantes del Mariano Acosta negaron que haya “alcohol” tal como denunciaron algunos funcionarios porteños y directivos. Incluso, en la entrada de Moreno al 3100, un afiche avisa que no se permite el ingreso con bebidas alcohólicas o “sustancia ilegales”. La rectora Raquel Papalardo, por su parte, aseguró a este diario que la toma allí es “absolutamente tranquila, pacífica, sin ningún incidente y sin alcohol”.
Sin pizarrón de por medio, los días y las horas pasan entre la diagramación de volantes, pintando banderas, con juegos de cartas, guitarra, partidos de fútbol y asambleas para discutir líneas de trabajo y la organización de la toma, contaron los estudiantes. Es que su intención es “no es perder clases”. Por eso, las actividades recreativas continúan en los diferentes espacios del centenario edificio: “Queremos que la toma sea productiva, impulsamos talleres, torneos de fútbol, festivales y también hicimos una merienda popular en el barrio, para que el reclamo sea participativo”, relataron. En ese sentido, el cronograma de la semana pasada incluyó una charla del legislador porteño por el Encuentro Popular para la Victoria Francisco “Tito” Nenna sobre criminalización de la protesta. Y mañana se realizaría una conferencia de prensa con legisladores en apoyo al reclamo estudiantil, en el colegio.
Los chicos de acá para allá, armando actividades. Las situación es similar en otros colegios tomados. En el Manuel Belgrano, ocupado hace once días, se realizan asambleas cada jornada, hay charlas-debate y se hacen torneos de fútbol. Ayer, los estudiantes del Julio Cortázar, del barrio de Flores, en el primer día de toma, realizaron reuniones con padres y docentes, y anticiparon que harán por las noches ciclos de cine-debate, un taller de educación sexual y una charla sobre casos de gatillo fácil, según informaron desde el centro de estudiantes.
Un punto clave pareciera ser la organización para un desarrollo exitoso de la toma. Por eso, en el Acosta los adolescentes se dividieron en comisiones para las tareas de limpieza y el cuidado del lugar, las comidas, la recreación y también la seguridad. “Los que suelen molestar son conscientes de lo que pueden hacer acá y lo que no”, relató un estudiante.
Con la caída del sol, en ese colegio se realizó una asamblea. Convocados alrededor de un micrófono, dejaron las guitarras, pararon las conversaciones y se amontonaron en un patio para escuchar a sus compañeros. Quizá como en otros colegios, pensando en las actividades de un nuevo día de protesta.
Informe: Soledad Arréguez Manozzo.
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