La pericia balística que analizó los proyectiles que mataron el martes último a Rosemary Churapuña y Bernardo Salgueiro reveló que eran de calibre 12 milímetros, pero no pudo distinguir si provenían de escopetas tipo Itaka, como las que usa la Policía Federal, o de armas tumberas, de fabricación casera. Se trata de una munición que podría haber sido disparada por cualquiera de los dos tipos de armas. La Justicia analiza ordenar medidas complementarias para analizar las escopetas y pistolas incautadas tanto a la Federal como a la Metropolitana.

El informe de la Gendarmería dice que las dos balas son “cartuchos de carga múltiple de propósito general, calibre 12 milímetros”. Pero aclara que no son aptos para ser cotejados con escopetas porque son lisos y no tienen marcas del cañón que las despidió. El fiscal Sandro Abraldes podría ordenar estudios complementarios para precisar si en la represión durante el desalojo se usaron balas de plomo. La Metropolitana entregó 34 escopetas para ser analizadas y bastantes más la Federal.

En el gobierno porteño dicen que su policía sólo utilizó postas de goma y que sus armas no permiten el uso de postas de plomo, pero fuentes judiciales lo pusieron en duda. En el caso de la Federal, ya se sabe que sus escopetas habituales permiten el uso indistinto de goma o plomo. La Federal continúa llevando a cabo un sumario interno que apunta a separar a todos aquellos que hayan actuado con visible violencia.

Como informó este diario, uno de los datos que más llaman la atención de los investigadores y que hacen que la pista policial siga siendo central en relación con los sucesos del martes es que las balas halladas en los cuerpos de Churapuña y Salgueiro eran casi idénticas, a pesar de que los mataron a cada uno en una punta distinta del predio donde está el Parque Indoamericano, en Villa Soldati. En ambos sitios, sin embargo, había efectivos de la Federal. La similitud sí aparece corroborada por la pericia de Gendarmería. De todos modos no hay ninguna hipótesis descartada.