Miércoles, 8 de junio de 2011 | Hoy
EL PAíS › LA LLUVIA LLEGA CON CENIZAS, NO HUBO LUZ Y ESCASEA EL AGUA
El agua que cae mezclada con ceniza volcánica provocó explosiones en transformadores de media tensión. Las clases siguen suspendidas y hay poca actividad en la ciudad. En Villa La Angostura el panorama es similar. En la zona ya empezó a morir ganado.
Bariloche, Villa La Angostura y Villa Traful, las tres ciudades argentinas más castigadas por las cenizas del volcán chileno Puyehue, pasaron buena parte del día de ayer sin luz. A este problema se sumó el pánico del desabastecimiento porque están habilitadas con intermitencia las rutas por las que llegan los alimentos y la nafta. El precio del agua se triplicó y los barbijos subieron 500 por ciento, mientras los supermercados abren con horarios reducidos debido a los cortes de energía eléctrica. Además, la lluvia agravó la situación por varios motivos, entre otros, porque mezclada con el polvo obstruye cloacas y desagües. Ayer arribaron siete camiones del Ministerio de Desarrollo Social a Bariloche para repartir en la zona “colchones, frazadas, alimentos, barbijos, pañuelos descartables y agua”, informó Sebastián Fernández Ciatti, funcionario de esa cartera.
Entre las 3 y las 10 de ayer hubo un apagón en Bariloche, generado por la acumulación de agua y cenizas en transformadores y cableado, lo que provocó cortocircuitos, según explicó el presidente de la Cooperativa de Electricidad Bariloche (CEB), Omar Goye. La luz volvió por sectores y se reestableció por completo recién al mediodía, cuando las cuadrillas de la CEB y bomberos voluntarios limpiaron los sectores afectados. Se utilizó parte de la “reserva fría” de esa cooperativa hasta que se recuperó la provisión del Servicio Interconectado Nacional.
“No podemos garantizar que sea permanente (el servicio de electricidad). No mientras continúen estas condiciones meteorológicas, con agua y ceniza cayendo sobre la ciudad”, admitió Goye. La prioridad, al momento de reestablecer el servicio, fueron los hospitales, clínicas y estaciones de bombeo de la red de agua potable de la ciudad, de casi 150 mil personas. También la conexión de las manzanas que rodean el Centro Cívico de Bariloche.
No hubo clases en toda la semana y desde los hospitales recomendaron a la población asistir solo en caso de emergencias. “La ciudad está casi vacía, hay muy poca gente trabajando. De hecho, el Sindicato de Comercio está pidiendo que se reduzcan más los horarios laborales en los supermercados. Los demás negocios casi no abren porque al no haber luz no andan las cajas registradoras. El lago Nahuel Huapi tiene un color blanco y verdoso, con manchones de cenizas”, describió un vecino que pasa las horas leyendo o barriendo las cenizas de la vereda. “Si caminás un rato por la calle te queda la cabeza llena de polvo, como si hubieras metido la cabeza en un arenero”, agregó.
Los sobreprecios en el agua, los barbijos y otros insumos esenciales fueron denunciados por el propio intendente de Bariloche, Marcelo Cascón, quien ordenó ayer una investigación a la oficia de Defensa del Consumidor, anticipando que dispondrá sanciones. La nafta también fue un bien preciado, ya que las estaciones de servicio no pueden funcionar sin energía eléctrica y el abastecimiento de nafta –y también de alimentos– depende de los camiones que vienen desde Neuquén por la Ruta Nacional 40. Esa vía se cierra cuando anochece, entre las 18 y las 19, por la poca visibilidad.
Cascón solicitó al Ministerio de Planificación Federal un refuerzo de las partidas de combustible que recibe la ciudad y pidió que se restrinja la venta y se prioricen las necesidades de la emergencia. Lo que llegó ayer fue la ayuda del Ministerio de Desarrollo Social nacional, en siete camiones con insumos y cuatro plantas potabilizadoras de agua. “Los elementos serán distribuidos en todas las localidades afectadas”, afirmó Fernández Ciatti, director nacional de Emergencias de esa cartera. Además, el gobernador Miguel Saiz envió a Bariloche 1.400.000 pesos.
La situación al sur de la vecina provincia de Neuquén es aún más complicada. En Villa La Angostura el apagón comenzó la noche del lunes pasado y siguió hasta el mediodía. Fuentes cercanas al gobernador Jorge Sapag comentaron a este diario que el servicio de electricidad se obtiene a través de generadores con fuel oil y, además de los cortocircuitos generados por la lluvia, la provisión del combustible es lenta porque depende del transporte. “Por momentos no se ve nada en la ruta o tenemos que mandar retroexcavadoras para sacar la ceniza”, agregó la fuente.
Este pueblo y Villa Traful estuvieron semiaislados ayer y anoche hubo un corte de luz programado desde las 23. Hugo Pimentel, a cargo de la emergencia en la localidad neuquina, informó que el servicio se priorizó en los hospitales y centros de salud. “En La Angostura hubo gente que se autoevacuó y también tuvimos problemas en San Martín de los Andes. En Neuquén (capital) amanecimos con el cielo color sepia, no se veía nada, después tuvimos media hora de vientos y se limpió el cielo. En este momento, dependemos del viento”, reconoció la fuente del gobierno.
Y por si faltaran dificultades, ayer circularon versiones de un inminente terremoto que fueron desmentidas por el vulcanólogo Gustavo Villarrosa. “La columna eruptiva empieza a perder energía pero la fase activa del volcán va a durar semanas o meses. No se puede prever su explosividad pero no creemos que haya movimientos sísmicos que lleguen a este lado de la Cordillera de los Andes”, explicó el especialista del Conicet, quien confirmó que continuarán las emisiones continuas de cenizas.
En las afueras de todas estas ciudades, las ovejas se están muriendo. A los 13 kilos promedio de lana que tienen se suman otros 6 de polvo, que al mojarse, se vuelve más pesado aún sobre el lomo de estos animales. Por este motivo, caen al suelo y no pueden seguir escarbando entre las cenizas para comer el pasto seco y duro de la estepa patagónica.
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