Lunes, 25 de julio de 2011 | Hoy
La historia de la embajada en Brasil siguió los altibajos de una relación a veces próxima, a veces tensa, pero siempre crucial. Durante años la representación diplomática funcionó en el aristocrático Palacio Guingle, de Río de Janeiro, antes de trasladarse a Brasilia. Bajo la dictadura, las Agregadurías Militares, las temibles “Agremil”, se articulaban con los servicios de inteligencia ligados al Plan Cóndor, que en 1980 secuestraron a Horacio Domingo Campliglia y otros dirigentes montoneros en el Aeropuerto de Río. Durante los primeros años de Alfonsín, el ex torturador de la ESMA Adolfo Donda fungió como agregado naval en la embajada.
Paralelamente, opositores a la dictadura brasileña eran secuestrados en Argentina, desde comienzos de los ’70, y varios de ellos desaparecieron.
Una representante de la Comisión de Familiares de Desaparecidos y Muertos durante la dictadura brasileña le dijo a Página/12 que “confía” en que las presidentas “avancen en el esclarecimiento” de esos casos.
–Embajador Lohlé, ¿la agenda del viernes incluye derechos humanos?
–La agenda está elaborándose ahora, está abierta, puede ser.
–Familiares de brasileños desaparecidos en la Argentina pidieron colaboración de las autoridades, ¿es posible que esos casos se esclarezcan?
–Totalmente, yo creo que los familiares brasileños (de desaparecidos) en el caso de que tengan dudas o sospechas de que estas personas hayan desaparecido en la Argentina tendrían que ir a la Secretaría de Derechos Humanos y plantearlo, y creo que van a ser recibidos y atendidos.
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